martes, 31 de mayo de 2011

Abuelas

Cocinaba con ternura, removiendo el puchero despacio, y después de varias horas de esfuerzo el resultado era sublime. Aunque para algunos solo fuese un cocido, cuando ella lo degustaba, aquella sopa bendita borraba de un plumazo la fatiga de tantas perdidas acumuladas durante su existencia y la devolvía a la inocencia  de su infancia.

Con sus nudosas manos sacaba una sopera barrigona de la alacena y un cucharón plateado para servirnos como Dios manda. Mis hermanos y yo comíamos en silencio. Es imposible describir el aroma de aquella cocina, el sabor de ese caldo levanta-muertos, la carne que se deshacía en la boca. Las visitas a la casa de mis abuelos encabezan los mejores recuerdos de mi niñez.

Aquella mujer con delantal, pañuelo a la cabeza y cara apergaminada era un espectáculo en su cocina, lo que más nos impresionaba era la ceremonia de coger la gallina, retorcerle el pescuezo y sumergirla en agua caliente. Esa parte la observábamos escondidos, temerosos. Aunque después nos animábamos a desplumarla.

Ella concibió planes ambiciosos para cada uno de sus hijos y nietos, y con gran paciencia nos inculcó el gusto por la lectura, intentando alejarnos de la cocina, que era lo que a mi más me atraía, y de las faenas del campo. Prueba de su enorme fe en nosotros son las colecciones de libros infantiles que aún conservo como un tesoro.

Como la mayoría de las personas que tenemos la esperanza de hacernos muy mayores, que no viejas, siento una gran ternura y afecto por las ancianas que llegan a mi consulta, las escucho con atención y me conmuevo con el relato de sus vidas. Las llamamos viejas, ancianas, abuelas, etc. Y sorprende que esa realidad fisiológica que es el envejecimiento se haya convertido casi en un insulto.

Con el paso del tiempo, la piel sufre cambios progresivos e irreversibles:
  • Xerosis o esteatosis: es una piel seca, más áspera.
  • Piel más fina y frágil, con facilidad para desarrollar ampollas y abrasiones ante el más mínimo roce.
  • Menor capacidad de regeneración y cicatrización.
  •  Léntigos solares o manchas que son benignas.
  •  Menor capacidad de respuesta defensiva que favorece entre otras cosas el desarrollo de tumores junto con la exposición solar acumulada.
  • Queratosis seborreicas que son tumores benignos y asintomáticos.
  • Fibromas péndulos o acrocordones: lesiones pequeñas en cuello y axilas.
  • El colágeno y los componentes de la matriz extracelular, sufren cambios que dan lugar a: laxitud, hematomas, etc.
  • Disminuye la función termorreguladora.
  • Disminuye el número de receptores sensitivos.
  • Encanecimiento y disminución del grosor y densidad del cabello.
  • Hipertricosis en labio y mentón.
  • Uñas engrosadas, estriadas y amarillentas. 
A todos estos cambios cronológicos, se suman los causados por las radiaciones ultravioletas recibidas a lo largo de la vida y que dan lugar a arrugas gruesas y surcos, poros dilatados, lesiones premalignas y cáncer de piel.


Hoy me he acordado de todas las abuelitas, incluyendo la mía y en especial de una a la que hemos operado varias veces y que entre risas y canciones nos va contando su vida en la mesa de quirófano: “Yo me casé con un pastor siendo casi niña, he sido pastora y cuando nació mi primer hijo cortaron el cordón umbilical con el mismo cuchillo con el que se lo cortaban a las ovejas…”

También he recordado este texto de la Comisión Global sobre la Salud de las Mujeres:

“A medida que la esperanza de vida aumenta en la mayoría de los países, se estima que el número de mujeres mayores de 65 años aumentará de 330 millones en 1990 a 600 millones en 2015. Muchas de estas ancianas habrán experimentado una nutrición pobre, una mala salud durante la fase reproductiva, condiciones laborales peligrosas, violencia y enfermedades relacionadas con el estilo de vida, exacerbando todo ello el fenómeno postmenopausico de aumento de la probabilidad de sufrir cáncer de mama y cervix, así como osteoporosis. La pobreza, la soledad y la alienación son comunes…” Documento: Women´s Health: Towards a Better World. 1994

sábado, 28 de mayo de 2011

¿Por qué le llaman Alergia cuando quieren decir Urticaria?


“To cure rarely, to relieve sometimes, to comfort always.” Sir William Thomason Grenfell

Una de las cosas más frustrantes para los pacientes con urticaria crónica, es nuestra incapacidad para encontrar la causa y en los pacientes con urticaria crónica idiopática la no existencia de un tratamiento rápidamente eficaz y curativo.

La Urticaria es un trastorno frecuente, casi siempre autolimitado y benigno. Se estima que aproximadamente un 20% de la población la padece en algún momento de su vida.

Dada esta gran frecuencia y su aparatosidad, es motivo de numerosas consultas, ya que a pesar de ser una enfermedad benigna, el gran prurito que ocasiona altera notablemente la vida de los pacientes y repercute directa e indirectamente en los costes sanitarios, al realizarse en muchas ocasiones pruebas y estudios de laboratorio, que muchas veces, no llevan a ningún resultado.

¿Qué es la urticaria?

Dentro de la definición de urticaria, se incluyen un grupo muy heterogéneo de enfermedades que cursan con una lesión común el habón o roncha.


Todas la urticarias se caracterizan por la aparición rápida de habones, que son por definición lesiones muy pruriginosas y fugaces, cada lesión elemental no suele durar más de 24 horas. Así aunque el paciente lleve con el brote varios días, las ronchas van apareciendo y desapareciendo. En ocasiones para establecerlo con seguridad, les decimos a los pacientes  que se marquen con un bolígrafo alrededor del habón cuando este sale y después nos digan si ha durado más de 24 horas. Esto permite diferenciar una urticaria clásica de una vasculítis urticariforme, donde los habones duran más de 24 horas, en ocasiones hasta 7 días y son más dolorosos que pruriginosos.

Según su duración, las urticarias pueden clasificarse en:

-Urticaria Aguda: cuando dura menos de 6 semanas. Es la más frecuente en niños y suele ser por infecciones virales. La mayoría de episodios agudos en adultos, se deben a reacciones adversas (no siempre alérgicas) a medicamentos o alimentos.

-Urticaria Crónica: cuando dura más de 6 semanas. Es la más frecuente en adultos. De estas un 45% son de causa autoinmune (no alérgica) y un 55% de causa desconocida (idiopáticas). Su incidencia combinada es del 0,5% en la población general.

¿Qué puede producir una urticaria?

No me canso de decirlo: Las alergias no son la única causa de urticaria.


El mecanismo de formación de un habón, es complejo, están implicadas numerosas células (mastocitos, linfocitos, etc.) y mediadores químicos (Histamina, Prostaglandinas, Leucotrienos, etc.) La histamina liberada por los mastocitos es la que juega un papel más importante y conocido.

Las urticarias pueden ser:

-Inmunológicas: Mediadas por IgE (aquí se incluyen las debidas a sensibilización alérgica a alimentos, fármacos, etc.) o mediadas por autoanticuerpos IgG frente a IgE (muchas urticarias crónicas son autoinmunes, NO alérgicas).

-No inmunológicas: Activación de los mastocitos por mecanismos físicos (frío, calor, presión, etc.) o por fármacos que liberan Histamina por otras vias (opiáceos, contrastes yodados, etc.) Estas no se consideran alérgicas.

En Pediatría, muchos padres acuden a consulta cuando sus hijos presentan un primer episodio de urticaria aguda, sobre todo si este es muy aparatoso y reclaman insistentemente que se les realicen pruebas de alergia, cuando en niños, las causas más frecuentes son las infecciones víricas (casi el 50 %), por ingesta a la vez de un AINE (p.e. Ibuprofeno). Al ir aumentando la edad, los alimentos y los fármacos son las causas más frecuentes de urticaria aguda.

El diagnóstico de urticaria es clínico. Dadas las múltiples causas posibles y los distintos subtipos, es importante realizar una historia clínica y exploración completa.

Las pruebas complementarias, se realizan en función de cada caso sobre todo para descartar la presencia de enfermedades sistémicas asociadas. En la mayoría de casos, si se trata de un sólo episodio aislado y la historia y exploración no lo requieren, no se realizan pruebas complementarias. Las ultimas publicaciones, desaconseja llevar a cabo protocolos extensos.

“La vida es difícil, pero las dificultades se pueden superar si reconocemos sus causas y salvamos los obstáculos que nos impiden vencerlas.” Buda.

viernes, 13 de mayo de 2011

LOS INNOMBRABLES

Mamá: “Buenos días.”

Dra: “Hola, muy buenas. Cuénteme qué le pasa a su hijo.”

Mamá: “Pues mire, lleva varias semanas con estas pupitas y no se le quitan con nada de lo que le ponemos.”

Dra: “¿Se ha dado cuenta si le pican?”

Mamá: “Solo tiene nueve meses, no se si le pican.”

Dra: “¿Está irritable? ¿Intenta tocarse o rascarse cuando lo desnuda?”

Mamá: “Creo que sí.”

Dra: “Estas ronchitas con costras, las que tiene en las axilas, en las palmas y plantas y en los glúteos, son típicas de la Escabiosis en los niños.”

Mamá: “¿Escabiosis?”

Dra: “Sí, una enfermedad que pica mucho y que es contagiosa. Afortunadamente tiene tratamiento curativo.”

Mamá: “¿Qué tengo que hacer?”

Dra: “Ponerle esta crema por todo el cuerpo, desde la base del cuello hasta la punta de los pies, no se pone en la cara ni en la cabeza, salvo que tenga lesiones. Insistir más en las zonas interdigitales que son las más afectadas, así como axilas, genitales externos, uñas. Se pone una sola vez dejándola como mínimo doce horas. Tiene que saber que aunque se trate correctamente, puede seguir picando unos días, por los restos del parásito bajo la piel. La ropa debe lavarse con agua caliente, tanto la personal como la de la cama y el tratamiento deben hacerlo todos los que viven en la casa.”

Mamá: “¿Por qué si no tenemos ronchas?”

Dra: “Porque pueden estar contagiados, manifestarse más adelante y al tocar al bebe reinfectarlo.”

Unos días después:
Dra: “Buenos días, ¿cómo va todo?”

Mamá: “Estuvimos mirando lo que dijo que tiene mi hijo y resulta que nos ha dicho que tenemos sarna. ¿Usted qué se ha creído? ¿Nosotros sarnosos? Y menos mal que no le hemos puesto la crema, porque dicen que es un veneno. Le vamos a denunciar.”

Cuando diagnosticamos enfermedades tales como SARNA (escabiosis), TIÑA (micosis), PIOJOS (pediculosis capitis), LADILLAS (pediculosis pubica), etc. todas ellas contagiosas y bastante frecuentes, tenemos que andar con pies de plomo, para no herir susceptibilidades. Los pacientes reaccionan como mínimo con sorpresa y muchos con rechazo hacia el medico que hace el diagnóstico.

Estos parásitos (sarna, piojos, ladillas) y hongos (tiñas), han convivido con el hombre desde hace miles de años y están perfectamente adaptados a su ecosistema, que somos nosotros. No pueden vivir fuera de nuestro cuerpo y no os imagináis como han ido evolucionando para seguir aquí por mucho tiempo.

Los piojos por ejemplo, completan todo su ciclo vital sobre el hombre y son específicos de especie, es decir, los de los animales no afectan al ser humano. Los de la cabeza son idénticos a los de la ropa, pero los del pubis (ladillas) son más pequeños y anchos. Todos tienen ganchos o pinzas para fijarse al cabello, vellos o fibras. Se transmiten mediante contacto directo pero también a través de ropa, sabanas, peines, etc.

Es frecuente ver tiñas (hongos) en niños y adultos que tiene animales con pelo, los más frecuentes gatos, perros y conejos. El peligro y la mala fama de las tiñas esta en la afectación del cuero cabelludo, ya que pueden dar lugar a una tiña inflamatoria, con el riesgo de una alopecia cicatricial.

En cuanto a la sarna en los niños, os dejo el enlace a DERMAPIXEL, el magnifico blog de Rosa Taberner.

martes, 10 de mayo de 2011

¿QUE PASA SI FALTO UN DIA?


Me levanté con los ojos pegados, pero no como otros días, realmente no podía abrirlos. Me escocían y dolían, cuando al fin los abrí delante del espejo, pude ver la inyección conjuntival y la secreción. ¿Eran las lentillas que las había llevado puestas demasiadas horas?

Fuese lo que fuese realmente me preocupó, no era un simple catarro que pudiera solucionar con un antitérmico, ni un dolor lumbar. Si no podía ver bien, y mi trabajo depende de mi vista, no prodría pasar consulta ese día.

Me hice una limpieza con suero y me puse un colirio. “No vuelvo a usar lentillas.” Entre tinieblas, preparé un café bien cargado y decidí que no podía faltar a la consulta. Poco a poco hizo efecto el colirio, aun tenía molestias, pero veia nitidamente. “Antes de ir a mi consulta pasaré por oftalmología.”

Nunca, salvo en las bajas maternales había dejado de trabajar, ni un solo día. Si yo no voy, nadie puede hacer mi trabajo ese día. Mis compañeros tienen sus consultas o estan en quirofano. No hay sustituto posible.

Conduje hasta el hospital. Durante el camino el efecto de la limpieza se iba pasando y de nuevo el lagrimeo me fue nublando la vista. El Oftalmologo que me exploró dictaminó una conjuntivitis y me hizo una nueva limpieza. “¿Qué vas a hacer?.” “Me encuentro mejor, me voy a la consulta, no quiero empezar con retraso.”

Me fui con mi colirio en la mano, cada cierto tiempo, me limpiaba con la ayuda de la enfermera a la que conozco desde hace años y me cuida como una hermana.

Ese día fui con más retraso de la cuenta y hubo de todo; Una anciana a la que veo desde hace años me dio su pañuelo y un beso antes de irse, venía desde un pueblo, había madrugado mucho y se alegró de que pudiera verla y no tener que volver semanas más tarde. Un señor con mucha prisa dedicó su tiempo de espera a redactar una reclamación contra mi. Pero en general todos fueron comprensivos y no tuvimos que cancelar la consulta de ese día.

Antes de irme y tras limpiarme los ojos por enesima vez, conteste amablemente la reclamación del señor pidiendole disculpas por el retraso.

viernes, 6 de mayo de 2011

LAVAR Y “CUIDAR” LAS MANOS. ECZEMA DE MANOS

Cuando entró en la consulta traía las manos enguantadas, unos guantes blancos de algodón; se los quitó con gesto de dolor para enseñármelas. “Me arden las manos, no puedo hacer nada con ellas”. Las tenía rojas, con descamación y grietas en las palmas. “¿Cuántas veces al día te lavas las manos?”. “Lo normal, aunque, desde que nació mi hijo, me las lavo con más frecuencia”.

Abría el grifo, se ponía jabón y frotaba con energía. Después cogía al bebe, le cambiaba el pañal y se lavaba de nuevo. Cuando le daba el biberón se lavaba antes y después. En la cocina cada vez que tenía que tocar un plato o un alimento, se lavaba. Limpiaba y fregaba sin guantes porque: “Yo con guantes no se hacer nada”. En el trabajo repetía esta misma operación continuamente.

Camareras, amas de casa, madres primerizas, me dicen con frecuencia: “Tengo las manos despellejadas de tanto lavármelas”. También he visto niños que tras la campaña en los colegios para prevenir la gripe A, comenzaron con eczemas. No todos tiene TOC, pero en ocasiones, hay que sospecharlo.

El pasado 5 de mayo fue el día mundial del lavado de manos, algo tan simple como lavarse las manos puede evitar muchas enfermedades contagiosas, pero si se hace en exceso y con los productos inadecuados, puede irritar la piel.

El eczema de las manos no se puede considerar una enfermedad en sí, pero es la patología que más frecuentemente afecta a las manos. En muchos casos permanece activo de forma crónica a pesar de evitarse el contacto con alergenos y sustancias irritantes. Puede tener diferentes morfologías, etiologías y severidad, hacer un diagnóstico preciso es difícil, sobre todo por la no existencia de una clasificación sistemática aceptada.

La barrera cutánea alterada juega un papel fundamental en su presentación y esto puede suceder por muchas causas, entre ellas una predisposición genética, el uso prolongado de corticoides tópicos, infecciones, etc. Cuando la barrera cutánea esta alterada, permite el paso de alergenos e irritantes a través de la piel dando lugar a una cadena de reacciones inmunológicas e inflamación.

El impacto del eczema crónico de manos en la calidad de vida del paciente es importante, tiene repercusión en su actividad social, laboral y económica.

En más de un 30% de pacientes el eczema de manos se puede considerar ocupacional, por la exposición a irritantes y humedad en el trabajo. Así los que trabajan en peluquerías, cocinas, limpieza, sanidad, son personal de riesgo. La Atopia es también un factor de riesgo, así como el contacto con alergenos, no siempre fáciles de identificar. Muchos pacientes tienen que cambiar de profesión, con los problemas que eso supone.

Aparte del tratamiento del eczema y las posibles sobreinfecciones es importante la educación para la prevención:
-Lavado con productos no desengrasantes.
-Evitar el contacto con irritantes.
-Ponerse guantes.
-Y lo más importante hidratar. Las cremas emolientes, protegen la barrera cutánea, la mantienen hidratada para evitar el paso de irritantes, reducen el picor y reducen la frecuencia de los brotes de eczema.

Hasta Ratatouille se lavaba las manos antes de empezar a cocinar. ¿Usaba alguna crema emoliente después?



miércoles, 4 de mayo de 2011

TENGO UN ANTOJO (HEMANGIOMAS CONGÉNITOS)


El aire era frío y la luz del sol comenzaba a caer como pequeñas gotas de lluvia desde el cielo. La calle olía a hierba recién cortada y a olas de mar. Eran las seis de la mañana los comercios permanecían cerrados, pero él sabía que el lugar a donde se dirigía estaba siempre abierto. Intentaba darse prisa, la humedad le calaba hasta los huesos, era mejor caminar paso a paso o de lo contrario sus caderas empezarían a chirriar como goznes mal engrasados. Ya no estaba en forma.

Esperó hasta que su respiración se hizo más pausada y entró en el local. La voz no le salía del cuerpo, era domingo y a esas horas debería estar en la cama durmiendo a pierna suelta y no allí a medio vestir. Se dirigió al mostrador, las manos le temblaban y recordó lo que su medico le había dicho acerca de su mal humor, tenía que controlarse.

“Necesito un pastel de fresas” el hombre levantó la cabeza de la pantalla del ordenador, lo miró fijamente y respondió “perdón, no le he entendido”, “es una urgencia, mi mujer esta embarazada y tiene un antojo, necesito un pastel de fresas”. Fuera el viento comenzó a soplar con fuerza empujando papeles y hojas a través de la puerta abierta, hasta el fondo del recibidor. “Tiene que ayudarme, a estas horas no sé donde conseguir uno y si no se lo llevo el niño nacerá con una marca”. Varias personas desde la sala de espera, se giraron para mirar al oírlo gritar. El hombre tras el mostrador habló casi en un susurro, “señor, esto es un hospital”.

Los Hemangiomas Congénitos son los tumores vasculares benignos mas frecuentes en la infancia. Tienen una apariencia clínica característica. Yo tuve uno en el pecho que fue desapareciendo a lo largo de la infancia y todavía lo recuerdo. Uno de mis hijos nació con uno en la palma de la mano derecha y bromeábamos diciendo que así lo reconoceríamos si nos lo cambiaban. Existe la creencia popular de que se tratan de antojos no satisfechos durante el embarazo, algunas madres me insisten “fíjese bien, tiene forma de fresa”.


Pueden estar presentes desde el nacimiento o bien aparecer en las primeras semanas de vida. Casi todos crecen rápidamente durante el primer año y después involucionan lentamente hasta desaparecer. Es importante diferenciarlos de las Malformaciones Arteriovenosas que aparecen a lo largo de la infancia y persisten toda la vida.

Los Hemangiomas Congénitos, en la mayoría de los casos, no necesitan ningún tratamiento ya que desaparecen sin dejar cicatriz. Solo en algunos, debido al tamaño, a la localización o a la aparición de complicaciones, es necesario tratamiento temprano. La decisión sobre el tipo de tratamiento es individualizada y orientada a prevenir complicaciones como ulceración, desarrollo de cicatrices retráctiles o trombosis.

Los comentarios de familiares y amigos hacen que muchas veces los padres se sientan en la necesidad de realizar algún tipo de tratamiento y no entienden cuando les decimos que sólo vamos a observar su evolución. Por eso es importante en muchos casos además de explicarles la evolución, enseñarles fotos seriadas.

domingo, 1 de mayo de 2011

REFLEXIONES EN EL DIA DE LA MADRE

Me subí las mangas de la camisa y entré en la cocina. En ese momento, no iba a hacer ningún guiso, pero llevaba preparados todos los trucos y tácticas que conozco. En la mesa del office estaba sentado mi hijo mayor, con la cara larga y gesto de enfado. Mi casa parecía un campo de batalla con todo desordenado, yo casi había perdido la voz de tanto hablar con sus hermanos para que recogiesen todo. Mi espalda era un bloque de cemento de la tensión acumulada tras largas horas de pie ante la mesa de quirófano, lo único que quería era tumbarme y descansar, pero no pensaba dejar pasar aquel momento sin enseñarle una lección.

“No te levantas de ahí aunque estés cansado, ni para ir al aseo, hasta que el trabajo esté bien hecho.” El había dedicado horas a preparar la presentación, había renunciado a juegos y salidas con los amigos. Era su proyecto de fin de curso y yo tenía que apoyarle y exigirle, no iba a dejar que se diera por vencido en el ultimo momento.

Como madre me preocupa ver a diario en la consulta niños de pocos años que hacen solo lo que les viene en gana, impulsivos y desobedientes. Adolescentes irritables y en ocasiones violentos con sus padres. Mis hijos me dicen que soy más estricta que otras madres y es cierto, en casa tenemos muchas reglas porque pienso que son importantes para saber conducirse por la vida. El más importante maestro del carácter que puede tener un niño, es el adulto que se ocupa de él.

¿Soy una mala madre cuando exijo esfuerzo a mis hijos?

Quiero que mis hijos sean activos física y mentalmente, intento que practiquen deportes quieran o no, eso sí los que a ellos les gusten realmente. Intento acercarlos al mundo de la literatura y la música. En casa no se ve la tele cuando hay colegio.

¿Por qué? Porque quiero que sean felices, pero también que tengan oportunidades. No me importa si son médicos o profesores o abogados o cualquier otra profesión que ellos elijan, lo que quiero es que esas elecciones sean suyas, no de otra persona. No quiero que tengan que oír “No, usted no puede hacer esto porque no reúne los requisitos o porque no tiene suficiente preparación.”

También quiero que aprendan que forman parte de algo más grande, que es importante tratar con respeto a los que los rodean. Ser amable, respetuoso y empático, no es una opción, es necesario. Nuestro mundo necesita personas que se impliquen en el servicio a los demás, ya sean hermanos, padres, amigos o compañeros.

¿Significa esto que los quiero menos?

El amor incondicional es algo que se le da libremente al niño, sin esperar nada a cambio, solo por ser un ser humano precioso. “Te quiero sin exigirte nada a cambio, sea cual sea tu comportamiento, nunca dejaré de quererte. Sí te exijo que actúes rectamente, con educación y bondad, de lo contrario me sentiré enfadada, triste, pero nunca dejaré de quererte. Eres mi hijo”.