“Disculpe un momento…”
Es lo que me dijo aquella mujer justo cuando salía
del hospital. Mi paso era rápido, señal de que había sido un largo día, aunque
no tenía prisa y nada urgente que hacer.
Aún así, había sido un día mentalmente duro y
estaba cansada. Quería irme. Desconectar.
Me detuve. "Dígame."
A pesar de prestarle atención, mi lenguaje corporal
le estaba diciendo todo lo contrario. Mis pies se movían inquietos. Una mano
sujetando con fuerza la correa del pesado bolso que siempre cuelga de uno de
mis hombros. El móvil en la otra mano a la espera de ser utilizado.
“Acabo de llegar… se que es muy tarde, pero…”
Miré a la calle, por encima de su hombro. Estaba
oscureciendo. No me gustan las tardes de otoño. La ciudad envuelta en sombras,
parecía tumbada, a punto de acostarse…
La miré de nuevo. Me sorprendió que me tendiera la
mano para saludarme, o al menos esa fue mi primera impresión. Luego comprobé
que quería enseñarme las uñas. Al hacerlo se ruborizó ligeramente. En aquel
momento no supe el porqué. Luego comprobé que las tenía deslustradas, alguna
despegada con inflamación alrededor y de color verdoso.
Así que simplemente ejercí mi profesión. Sin pensar
en nada más. ¿Deformación profesional? No lo se…
La miré a través de sus uñas.
Le dediqué el tiempo que necesitó, contesté sus
dudas y luego seguí mi camino…
……
El aspecto de las uñas es tan importante que mueve
a su alrededor una industria millonaria que incluye productos para manicura,
pedicura, uñas artificiales, lacas para endurecerlas, etc, etc… El uso de
cosméticos de uñas puede dar lugar a complicaciones graves, como dermatitis
alérgica de contacto, dermatitis irritante, paroniquia, onicolisis,
onicomicosis (infecciones por hongos), uñas quebradizas… Pero esto es algo de
lo que hablaremos en otro momento.
Las uñas son
órganos de protección situados en los extremos de los dedos de manos y pies.
Hipócrates en el siglo V ac ya se dio cuenta que a través del aspecto de las
uñas podían obtenerse claves que nos hablan de la existencia de enfermedades
internas.
El crecimiento de la uña está determinado por la
capacidad dividirse que tienen las células de la matriz. Muchos factores
ambientales, psicológicos y patológicos influyen en su velocidad de
crecimiento. Enfermedades crónicas, desnutrición, infecciones agudas graves,
hipotiroidismo, tabaquismo crónico y ciertos medicamentos, pueden hacer que
disminuya la velocidad con la que crecen y pueden alterar su forma.
Algunas de las cosas que podemos ver en ellas…
Síndrome de uñas amarillas.
Las uñas crecen más lentamente, se engruesan, sus
bordes laterales se curvan exageradamente y la lúnula, la parte proximal,
desaparece. En este síndrome puede aparecer rinosinusitis crónica, derrame
pleural y bronquiectasias, además de linfedema. Se ha asociado a enfermedades
autoinmunes como tiroiditis, lupus eritematoso sistémico y artritis reumatoide.
También hay casos aislados de asociación con cáncer de mama, laringe, pulmón,
endometrio, vejiga, sarcoma, melanoma, linfoma de Hodgkin, micosis fungoide,
tuberculosis y fármacos.
Hipocratismo digital.
Si miramos un dedo de perfil, el ángulo entre el
pliegue proximal y la lámina de la uña es menor o igual a 160°. A veces, este
ángulo aumenta a más de 180°, lo conocemos como dedo hipocrático o uñas en
vidrio de reloj. El tejido blando que hay bajo la lámina ungueal proximal
aumenta y el dedo se engruesa. Puede asociarse a espolones óseos en la porción
terminal de la falange distal.
Existe una forma poco frecuente que se hereda,
pero en la mayoría de los casos se produce secundariamente a tumores de pulmón
o pleura. Se asocia a otras enfermedades pulmonares como bronquiectasias,
absceso pulmonar, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, fibrosis pulmonar y
fibrosis quística... Con mucha menos frecuencia a malformaciones
arteriovenosas, fístulas, enfermedad celíaca, cirrosis hepática, enfermedad
inflamatoria intestinal, cirrosis biliar primaria, cardiopatías congénitas
cianóticas, endocarditis y osteoartropatía hipertrófica.
Coiloniquia
o uñas en cuchara.
Las uñas se hacen cóncavas, deprimidas en el
centro.
Puede aparecer en niños y desaparecer sola en los
primeros años de vida o formar parte del síndrome de la uña-rótula, una
enfermedad hereditaria que incluye rótulas hipoplásicas e inestables,
alteraciones en los riñones, alteraciones esqueléticas y glaucoma.
Cuando aparecen después, pueden ser debido a
traumas de repetición (como el uso continuo de martillos en algunas
profesiones), exposición crónica de las manos a disolventes, hipo o
hipertiroidismo, diabetes, acromegalia o algunas enfermedades del tejido
conectivo como Lupus o Raynaud. Lo más conocido es la asociación a déficit
prolongado de hierro, con o sin anemia, y hemocromatosis, o síndrome de Plumer-Vinson.
Pits.
Son lesiones puntiformes en la lámina de la uña. Aparece
sobre todo en psoriasis y eczemas. Son un signo inespecífico y pueden también
presentarse en el síndrome de Reiter, sarcoidosis, alopecia areata, pénfigo
vulgar, artritis reumatoide, liquen plano, sífilis… incluso en personas sanas.
Onicolisis.
Es la separación de la lámina ungueal del lecho,
se acompaña de un color blanquecino de esa zona. Puede ser debida a
onicomicosis (infecciones por hongos) o verrugas periungueales, aunque lo más
frecuente son los traumatismos. Se ha relacionado con psoriasis, porfiria,
sífilis, pelagra, hipo o hipertiroidismo, embarazo o con fármacos como algunos
usados en quimioterapia y antibióticos como las tetraciclinas.
Continuará…
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