Desde siempre me ha gustado observar las cosas y a
las personas en profundidad… llegar hasta sus entrañas. En este proceso es
inevitable que afloren mis ideas personales, impresiones, filias y fobias…
Trato de contenerlas. Pero cuando lo consigo, por extraño que parezca, me
invade cierta inquietud. No se si eso es bueno o malo… es lo que siento.
Nací en un lugar soleado y tranquilo. Mi madre
adoraba la lectura y mi casa era como vivir en una librería. Las estanterías
repletas de libros que forraban las paredes le daban un olor especial, a la vez
que atenuaban cualquier ruido.
Casi todos los regalos que recuerdo haber recibido
en el día de Reyes estaban dentro de las páginas de algún libro. En forma de
historias… Por eso, a pesar de vivir en una ciudad pequeña donde todos los
niños jugaban en la calle, pasaba gran parte de mi tiempo dentro de casa,
leyendo…
Desde la ventana se veía un río. Me gustaba
imaginar el movimiento del agua y pensar que era cómo el paso incontenible del
tiempo. También me gustaba la luz del sol… En los dibujos de los libros siempre
significaba una fuente entrañable de calor.
Cuando estaba ociosa, le daba vueltas a algún tema
y me planteaba preguntas. Con el tiempo fui aprendiendo que eso era meditar y
dejé de considerarlo una especie de obsesión…
……..
Hoy he estado meditando, leyendo, desentrañando y
escribiendo sobre la luz, el cabello y aunque parezca raro el tabaco…
Con el aumento de la esperanza de vida, el deseo de
parecer joven y atractivo, van de la mano. Los efectos del paso del tiempo, son
muy evidentes en el cabello, por eso la industria estética y farmacéutica se
afanan en desarrollar compuestos activos para mantener el aspecto joven y
lustroso del pelo. Tanto en su vertiente estética (calidad, cantidad, color…)
como a nivel microscópico (hormonal, enzimático…)
El envejecimiento fisiológico comienza alrededor de
los 30 años. Su evolución depende de cada persona, de su herencia, metabolismo
oxidativo (radicales libres), enfermedades… y de factores externos entre los
que están las radiaciones UV y el tabaco.
¿Habéis pensado porqué en la evolución el ser
humano ha ido perdiendo el pelo corporal manteniendo el de la cabeza? Una
posible respuesta que se ha barajado, es que al andar erguido y cubrirse con
ropas, el único lugar dónde seguía necesitando protección frente a las
radiaciones UV era la cabeza. Hay otras, claro…
Es bien sabido que la exposición prolongada de la
piel a las radiaciones UV sin protección adecuada, pueden dar lugar a problemas
como cáncer de piel, agravamiento de dermatosis como lupus, dermatomiositis,
etc. Esto mismo ocurre en la piel de la cabeza, sobre todo cuando falta el
pelo. De hecho, hay enfermedades que afectan a esta zona y que sólo aparecen en
personas que han padecido calvicie durante años.
Pero lo que tal vez no sepáis es que la Alopecia Androgenética y otras formas de
alopecia pueden estar relacionadas y agravadas por la exposición al sol. Existe
una caída que llamamos efluvio telogénico que es estacional y tiene lugar en
los meses posteriores a exposiciones prolongadas al sol.
Curiosamente es más
intensa en mujeres que han llevado peinados que dejan al descubierto ciertas
zonas del cuero cabelludo como la zona frontal (o raíz del pelo) y en hombres
que han sufrido quemaduras solares durante el verano.
Todo esto es debido a la
microinflamación que ocurre alrededor del folículo piloso y en el que pueden
estar implicados, entre otros, microbios colonizadores del folículo que
producen porfirinas (sustancias que hacen al pelo más sensible a la luz).
Por otro lado, los queratinocitos (células de la
piel y el pelo) también pueden dañarse por el estrés físico y químico que les
provoca la radiación UV (los famosos radicales de oxigeno), a lo que hay que
añadir otros compuestos irritantes y contaminantes, que impiden el crecimiento
del pelo, y que incluso pueden causar fibrosis y alopecia permanente.
La radiación UV, además de afectar a la piel de la
cabeza y al folículo piloso o raíz, tiene efecto sobre el aspecto, color, etc
del pelo, provocando una degradación fotoquímica de los pigmentos, proteínas y
lípidos que componen el cabello.
Los pigmentos que dan color al pelo (tanto la
melanina como los artificiales), no sólo tienen función estética, sino que
protegen a las proteínas que hay en el interior, al absorber la radiación UV y
disiparla.
La melanina que forma parte del pelo y la piel
protege la corteza del cabello y los colorantes artificiales, siempre que no
sean agresivos, pueden tener efecto protector sobre la queratina del tallo. Al
envejecer, el pelo pierde estos pigmentos, se va aclarando y amarilleando.
Por eso si al empezar con una Alopecía
Androgenética os rasuráis para evitar que se noten las entradas y las zonas que
empiezan a clarear, debéis usar protección solar, lo mejor un sombrero, para
evitar que empeore la alopecia.
El tabaco, además de ser la causa evitable más
importante de morbilidad cardiovascular y pulmonar, también afecta a la piel y
al pelo. De hecho se ha descrito la "cara de fumador".
Existe relación entre el tabaco y el encanecimiento
y calvicie prematura en hombres. Los mecanismos son similares a los que afectan
a la piel, y están relacionados con disminución de flujo sanguíneo y con el
hecho de que el humo del tabaco es tóxico para las células, además de producir
estrés oxidativo e inflamación.
Actualmente se está probando la melatonina tópica para prevenir el fotoenvejecimiento del cabello, por ahora con buenos resultados.
.........
En los libros que me regalaban por Reyes el protagonista a veces se perdía en un bosque o en una montaña
y de pronto veía una luz procedente del interior de una casa y la seguía…
Imaginando esas escenas desaparecían mis temores... temores a estar enferma, a no terminar a tiempo las tareas…
Yo me sentía protegida por esa luz intensa que salía de aquellas páginas.
Todo seguiría funcionando correctamente mientras me quedara en medio de
aquella luz. Las historias podrían cambiar, pero algo inmutable permanecería…
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