NOMBRES Y COLORES

El ser humano, siempre ha sentido el deseo de descubrir nuevos lugares, para relacionarse con los demás, para mejorar su calidad de vida. Detrás de cada inmigrante hay una historia de rebeldía, de hambre, de valentía, de esperanza escrita en mil idiomas y colores.

Ahora somos habitantes de un país receptor, antes los veíamos “a distancia”, como pueblos y culturas exóticas. ¿como nos afecta?, sentimos en muchos casos rechazo, compasión, miedo....

Cuando conocemos sus historias, sentimos que algo estamos haciendo mal para que miles de personas, dejen su tierra, su familia y sus raíces.

-El día que conocí a Mamadou, estaba en consulta cuando una discusión en la sala de espera llamó nuestra atención. La enfermera salió a preguntar y se encontró con un muchacho de raza negra, śolo decía unas pocas palabras en español y lo que más se le oía decir era: “sois unos racistas”. “¿Quién le habrá enseñado eso?” comentaba la enfermera.

Tendría unos 20 años, era inteligente, despierto, buena persona. En nuestras primeras conversaciones para entendernos, llamábamos por teléfono a una traductora de los Servicios Sociales, fuera del hospital y nos íbamos pasando el teléfono. Yo le hacia la pregunta a la traductora y ella se la hacia a él en su idioma. Después de unos pocos meses, comenzó a chapurrear el español con soltura.

Mamadou tenía un Eritema Polimorfo con lesiones orales dolorosas que le impedían comer. Sufría brotes continuos y su diagnóstico me dio más de un quebradero de cabeza. En su piel la dermatología descriptiva que había estudiado en mis libros, no servía de mucho, los colores rojo, violáceo, rosado, anaranjado, simplemente no existían. Sólo podía ver lesiones elevadas, anulares, sólo formas y relieve.

Lo ingresé en alguna ocasión, el estaba preocupado por si perdía su trabajo y no podía comprar las medicinas. Una vez me enseñó una carta de un norteamericano que lo había adoptado cuando era pequeño y al que no conocía, su ilusión era ir a visitarlo. No quería volver a su país, decía que allí se morían no sólo de enfermedades, si no también de disparos y machetazos.

-Irina y su marido eran rusos, ambos tenían estudios universitarios, pero en su país ganaban muy poco, así que decidieron venir a Almería a trabajar en la agricultura. El había sufrido un accidente con la moto camino del trabajo, con fracturas muy graves. Ella tenía carcinomas basocelulares múltiples por el sol.

-Luo era una chica de raza negra, lo que me llamó la atención de ella, era su aplomo a la hora de decirme: “yo trabajo en la noche”, tenía el cuerpo lleno de cicatrices queloides en forma de flores; decoraciones según ella. Venía para revisarse, por si había cogido “algo” en su trabajo. Como a Luo también recuerdo a Eva, con el mismo trabajo “nocturno” y con la esperanza de que aquello fuera sólo temporal.

-Teresa sudamericana, se había dejado a una de sus hijas en su país, hablaba con ella por Internet, pero no la había abrazado desde hacía 4 años. Me decía: “no me recete cremas caras que tengo que mandarle dinero”. A pesar de hablar español, muchas veces no entendía lo que me decía por las expresiones y el uso diferente de algunas palabras.

-Hasan tenía un Lupus cutáneo, se iba temporadas a su país, allí no recibía tratamiento, en su pueblo no tenían medico. Cuando volvía le había dado mucho el sol y tenía un brote terrible.

-Jorge que cruzó el Atlántico para recuperar el cuerpo de su hijo fallecido y que vivía de la caridad, no me dijo nada a pesar de que lo vi en 3 ocasiones. Sólo en la última visita, me trajo un recorte de un periódico local donde explicaban su situación y que ya había recaudado suficiente dinero para repatriar el cadáver de su hijo. En esta visita se despidió y nos dio las gracias.

Así que, cuando llegue a Almería tuve que estudiar de nuevo Dermatología, enfermedades nuevas que no aparecían en los primeros textos que yo manejaba, enfermedades tropicales, manifestaciones diferentes de enfermedades clásicas en las pieles de color.

En las últimas décadas, la provincia de Almería, gracias a la agricultura bajo plástico, la extracción de mármol y el sector turístico ha sufrido un gran desarrollo socioeconómico. En 2008 Almería era la provincia con más PIB de Andalucía y estaba entre las 5 provincias españolas que más habían crecido.

La prosperidad económica, se acompaña de un aumento de la población, entre 1950 y 2008 la población casi se duplicó, debido sobre todo al fenómeno de la inmigración. En 2008, la inmigración, supone para Almería casi un 20% de la población.

Estas, sin embargo, son las cifras de afincados de forma legal y estable; y constituyen la punta del iceberg bajo la cual se encuentra la gran masa de inmigrantes ilegales cuya magnitud es difícil, si no imposible, de calcular.

A los inmigrantes ilegales, representados en su mayoría por magrebíes y subsaharianos, los encontramos a veces en situaciones extremas, con infecciones e infestaciones graves o ingresados por otras enfermedades sistémicas. Sus compatriotas “legales” representan el 37,84%  de los censados, de los cuales el 77,95% proceden del Magreb.

Una vez que han conseguido la regularización han pasado tiempo accediendo a nuestro sistema sanitario, sus motivos de consulta difieren poco de los habituales en nuestra población, salvo características raciales.

Los americanos son el 18,91 % del censo; un 98,68% procedente de América Latina y su patología es también similar a la autóctona con algunas peculiaridades de su tipo de piel.

Dentro de la inmigración legal, el grupo más numeroso (41,77%) procede de Europa dividido a partes iguales en dos colectivos muy diferentes en sus dermatosis: Los del Este y los del Oeste. Entre éstos últimos destacan las importantes colonias de alemanes y, sobre todo, de ciudadanos del Reino Unido que se afincan en el Sur de España al reclamo del sol y el sistema sanitario y que están engrosando nuestras consultas de oncología cutánea. Estos “jornaleros del ocio”, en muchos casos tienen en nuestra provincia su residencia definitiva.

En el concepto global de “inmigrantes” se integran colectivos muy diferentes en su origen geográfico y sus condiciones socioeconómicas y culturales, que generan una demanda sanitaria y unas enfermedades cutáneas que tienen sus peculiaridades para cada uno de ellos:

-         Patologías no habituales en nuestro medio: por hábitos dietéticos, características fisiológicas, cultura, clima.

-         Formas clínicas diferentes a las autóctonas

-         Enfermedades con mayor prevalencia en determinados grupos raciales.

-         Cuadros clínicos comunes que se ven de forma diferente por el color o la raza

-         Desigualdades sociales y económicas: pautas de vacunación incompletas.

-         Trastornos durante la migración: desnutrición, deshidratación.

-         Síndrome de Ulises: soledad, miedo, estrés y temor al fracaso.

Como Dermatólogos, hemos tenido que acostumbrarnos a identificar las múltiples lesiones elementales cutáneas aprendidas, sobre diferentes tipos de piel, sobre diferentes colores.

Por ello, tenemos que estar preparados, sólo desde el sincero interés por aprender y ayudar a estas personas, podremos evitar tensiones, rechazos e incomprensión.

ALMERIA TIERRA DE CINE