Hoy me he acordado de Francisco en mi base de datos su número de historia es el 15 y manejo ya unas 7000 historias.
Francisco tiene 64 años, lo conozco desde hace mucho tiempo, Francisco esta trasplantado de corazón volvió a nacer hace más de 11 años, como a el le gusta decir.
Como todos los pacientes en tratamiento inmunosupresor, tiene que seguir revisiones dermatológicas por un riesgo mayor a padecer cáncer de piel; además Francisco fue militar y vivió muchos años en África, allí recibió demasiado sol, lo que aumenta mucho más la probabilidad de cáncer de piel.
Por eso lo veo desde hace años, al principio venia cada 5-6 meses, pero con el tiempo la cantidad de lesiones tumorales y precancerosas que le iban apareciendo, hizo que me visitara casi dos veces al mes.
Como podéis imaginaros, he tenido tiempo de conocerlo a el y a su familia.
Me ha contado su vida poco a poco; en cada visita me pone al día de como les va a su hijo, también militar, a su mujer, a su nieta. Por la consulta han pasado todos como pacientes en un momento u otro.
Desde el primer día lo recuerdo como una persona extraordinariamente correcta, respetuosa, educada, con ganas de hablar y bromear, siempre sonriendo. Me traía fotos de sus aventuras en África. En una ocasión, su mujer me tejió una bufanda por Navidad, cuando hacia algún viaje, llamaba por teléfono para contarme como estaba, pues no podía acudir a la cita.
Lo he operado de unos 30 carcinomas espinocelulares, presenta múltiples queratosis actínicas tratadas con terapia fotodinámica, electrocoagulaciones, crioterapia, esta continuamente usando Imiquimod tópico que suele ser muy irritante. Nunca lo he oído quejarse.
Es un paciente entregado con ganas de vivir, siempre luchando a pesar de todos su problemas.
En las últimas visitas, lo he visto ir consumiéndose, envejeciendo a pasos agigantados.
El viernes me llamó por teléfono: -“Dra. No puedo acudir a su consulta, estoy ingresado”.
Al terminar la consulta y antes de empezar el quirófano, subí a visitarlo a su habitación, sentía que iba a visitar a alguien de mi familia.
Estaba en la cama, con los ojos cerrados, al verme entrar un intento de sonrisa se dibujo en su rostro, un intento de incorporarse borrado por el dolor.
Hable un rato con el y con su mujer de cosas triviales y me fui de allí con el corazón encogido. Me habría gustado poder decirle como hago en muchas ocasiones “vera como dentro de un tiempo esta mucho mejor”.
Es muy duro para la mayoría de profesionales sanitarios estar en contacto con pacientes por los que no podemos hacer nada, nada tangible. Muchos dejan de visitarlos por el gasto emocional, la perdida de energía que eso supone. A ningún ser humano nos gusta el sentimiento de impotencia. Algunos se escudan tras una máscara “de la verdad”, prefieren curarse en salud y se limitan a informar del pronóstico.
La enfermedad es una situación que provoca en las personas sentimientos de vulnerabilidad y angustia, muchas veces tanto para el que la padece como para las personas que lo atienden. Aquí la empatía es fundamental, ponerse en la piel del enfermo, entender su situación, aunque sepas que no lo puedes curar. Establecer una relación franca y esperanzadora, no es tarea fácil.
La compasión hacia el dolor ajeno hace que absorbamos parte de los sentimientos de dolor e indefensión de nuestros pacientes.
No cabe duda de que debemos mantener una distancia, una perspectiva objetiva pero esto no nos debe impedir transmitir confianza y solidaridad.
Para un paciente (y yo lo he sido), no hay nada más tranquilizador que el que tu medico te diga: “Voy a estar a tu lado, lucharemos juntos”, “Veras como dentro de un tiempo estarás mucho mejor”.
Solo (seguro que sin acento) diré que me ha gustado mucho. Me reconcilia con la condición humana el ver que aún podemos hablar de VOCACIÓN, que creo comporta un compromiso "full time" por así decirlo con nuestros pacientes.
ResponderEliminarUn saludo empático.
NOTA: Los médicos deberíamos también luchar juntos.
Como paciente solo espero que un médico esté ahí, no siempre, solo cuando haga falta .... y como soy rara, ni siquiera quiero que luche, solo que esté "presente" .... solo eso .... y me gustaría tener un médico como tu, que vaya a verme a pesar de todo .... incluso cuando las esperanzas son pocas ....
ResponderEliminarY esta nota me parece muy importante, muy importante:
NOTA: Los médicos deberíais también luchar juntos.
Qué post más emotivo. Gracias por compartir tu vivencia. No en pocas ocasiones hacemos nuestras las historias de otros y no podemos dejar de sentir tristeza. Por suerte también podemos compartir las alegrías y las esperanzas de muchas personas. Un abrazo
ResponderEliminarGracias por vuestros comentarios, se que es algo a lo que se supone que deberiamos acostumbrarnos, pero el día que me den igual estas cosas, me dedicaré a pintar.
ResponderEliminarHas rendido honores a quienes han luchado... y eso te honra y te hace grande.
ResponderEliminarTienes mi respeto.
Me ha llegado al corazón! Cuanta humanidad y sensibilidad.
ResponderEliminarBuen post, M. Jose.
Merce
Me ha encantado tu blog. Felicidades desde Malaga
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