¿Recordáis cuando para buscar información sobre algún tema íbamos a la hemeroteca del Hospital?
Cuando yo empecé la residencia era así; necesitabas hacer una revisión bibliográfica y de entrada casi tenías que concertar una cita con el bibliotecario, te escapabas a la hora en la que te había dicho, sacabas el Index Medicus y te sentabas un buen rato a buscar los artículos que necesitabas. Después rellenabas unas fichas con el titulo, el autor, etc. y se lo dabas al bibliotecario, esperabas otro rato charlando con algún compañero. Aparecía el bibliotecario con un montón de revistas, te volvías a sentar, ojeabas las que te interesaban, y rellenabas una petición para fotocopiarlas.
Cuando todo este proceso terminaba, habían pasado mas de 2 horas, sobre todo si los artículos que habías elegido no eran los que necesitabas y tenias que volver a pedirlos.
Poco tiempo después se agilizó un poco el tema y el ladrillo del Index Medicus, lo sustituyeron por unos CDs que tenias que mirar allí mismo en un sótano donde solo había dos ordenadores lentos hasta la desesperación, después vuelta a rellenar fichas.
Todo esto hacía que escribir o investigar se convirtiera en una aventura, que ponía a prueba tu paciencia.
Ahora nos sentamos en nuestro despacho o en nuestro sofá con el portátil y mientras escuchamos música tecleamos unas palabras clave en alguno de los buscadores y accedemos a miles de artículos. O entramos con nuestra clave en la biblioteca de nuestra academia y podemos tener acceso al texto completo.
Menuda diferencia.
¿Esto les ocurre igual a los pacientes? Yo creo que si.
Los medios sociales, les permiten aprender acerca de su salud, ponerse en contacto con otros pacientes, compartir historias y apoyarse entre ellos. Tenemos ahora un nuevo tipo de paciente, el paciente capacitado o empoderado, que participa en redes sociales, comenta en los blogs y comparte enlaces sobre salud.
El cambio en el modelo de medicina desde el paternalismo ha sido lento y las tecnologías han contribuido a que los profesionales seamos cada vez más una “ayuda” en la toma de decisiones por parte de los pacientes.
Todo esto conlleva riesgos; cuando uno entra a discutir sus problemas de salud on line, sacrifica su privacidad, se hace más vulnerable a la desinformación y a la inducción a comprar por parte de las compañías farmacéuticas.
Para el profesional sanitario, tiene sus riesgos de tipo legal, la información acerca de su vida privada puede perjudicar su relación con el paciente y por ello no siempre participan en redes sociales.
En mi caso todo ha sido “por casualidad”.
En el verano de 2010 conocí Twitter por una Aupair de EEUU. Jeanne había pasado con nosotros todo un año y ya formaba parte de nuestra familia, cuando llegó el momento de dejarnos me abrí una cuenta en Twitter para seguirla, yo la había visto usarlo con el iPod Touch y hasta ese momento no tenía ni idea de lo que estaba haciendo, no entendía qué eran aquellos símbolos y por que la mantenía tan atenta a la pantalla. Un par de meses antes me había abierto un perfil en Facebook, allí tenia 4 o 5 amigos, Jeanne, mi dentista y unos compañeros dermatologos, FB lo usaban mis hijos para jugar con FarmVille, pero se aburrieron pronto porque allí no había batallas, ni se podían hacer carreras.
En septiembre Jeanne me dijo: “si quitas el símbolo del candado, te podrá leer más gente”. Descubrí entonces la gran cantidad de información que se mueve en Twitter, conocí poco a poco a muchos de vosotros que llevabais tiempo por las redes y me enseñasteis a manejarme por aquí.
Cuando decidí escribir un blog me sentí muy arropada por todos, muchos me mandasteis DMs con consejos porque yo no tenía ni idea de cómo montar un blog. Lo único que tenía y tengo claro es para qué lo escribo.
Supongo que como muchos de vosotros, escribo un blog primero para sacar cosas que se te quedan dentro día a día y que necesitas airear, pero sobre todo para contribuir aunque sólo sea un poco a evitar la desinformación entre los pacientes, despejar dudas, desvelar “secretos” y ayudar, que para eso nos dedicamos a esto.
Últimamente me han preguntado muchas veces: “¿por qué pierdes el tiempo escribiendo en un blog?”. Esta es mi respuesta por ahora.
Una buena respuesta...
ResponderEliminarBueno, yo creo que hay que sacar las cosas de dentro. Es terapéutico. Hay blogs muy buenos, donde se aprenden cosas. El mío me sirve para desahogarme. Bien sé que pocos me leen, pero nada importa. Cuando hablamos, cuando escribimos... usamos palabras. y la palabra es el mayor invento humano.
ResponderEliminarNo es una pérdida de tiempo escribir un blog. En mucho casos es una válvula de escape. Además puedes compartir con otras personas tus vivencias, tus conocimientos, sacar una sonrisa de vez en cuando (los maestros somos una fuente de anécdotas inagotable). En mi caso te encontré porque estoy interesada en averiguar cosas de una enfermedad de la piel, sigo pensando que realmente tiene cura. Y ya me quedé contigo por lo interesante que me resultan las cosas que puedo llegar a aprender y comprender.
ResponderEliminarTú, por si acaso, no te canses de escribir :) Un saludo.
Creo que es de las cosas más bonitas que puedes hacer, y además lo haces en un lenguaje comprensible y cercano. De ninguna manera es una pérdida de tiempo, en lo que a mí respecta poner mis pesamientos por escrito en cualquier soporte me ayuda a ordenar mis ideas, es terapéutico. Y si además puedes ayudar a otras personas, entonces es fantástico. O sea que enhorabuena y a seguir adelante.
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