“Me alegra hablar con alguien que no me juzga por mi aspecto.”
Esta frase de una paciente, producto de un arrebato de sinceridad, pone de manifiesto las dificultades que pueden tener los que padecen rosácea a la hora de relacionarse. La perdida de autoestima y de confianza en sí mismos hacen que algunos falten al trabajo durante los periodos en que están peor. Todavía mucha gente asocia la imagen de una nariz y mejillas rubicundas con el abuso del alcohol.
La rosácea es un problema tan frecuente que los dermatólogos la consideramos un “tipo de piel”, algunos estudios apuntan a que una persona de cada diez padece enrojecimiento e inflamación en la piel de la cara, esto la haría más frecuente que la diabetes o el asma.
Si notas que enrojeces con facilidad y con sensación de calor tras realizar ejercicio, tomar comidas picantes o bebidas alcohólicas, estos pueden ser los primeros y únicos síntomas de una rosácea o bien hacerse permanentes y dar paso a otras manifestaciones.
Al empeorar, pueden ir apareciendo dilataciones de los capilares, granos amarillentos (que son glándulas sebáceas de mayor tamaño), aumento del tamaño de los poros y mayor grosor de la piel de la nariz por la hipertrofia de las glándulas sebáceas (rinofima).
Son típicos los brotes de acne en la edad adulta, todo esto acompañado de una piel rojiza y sensible.
La rosácea puede afectar igualmente a la conjuntiva, con irritación y enrojecimiento de los ojos y también de la piel de los parpados.
La rosácea coexiste muchas veces con la dermatitis seborreica, ambas provocan que la piel de la cara aparezca enrojecida y más irritable.
Los cambios en la rosácea pueden ser progresivos y desafortunadamente no sabemos por qué ocurren. Tampoco sabemos qué personas desarrollarán síntomas leves o más severos. Lo que si sabemos es cómo controlarlos.
Las pápulas o granos en la rosácea son rojas y pueden o no tener pus, aparecen sobre todo en la parte central de la cara, mejillas y barbilla. Son más inflamatorias que las del acné juvenil, no suelen tener puntos negros y pueden durar más tiempo. Si usamos algunos de los tratamientos del acné vulgar muchas veces irritamos la piel, por eso su tratamiento es difícil y muchas veces frustrante.
La inflamación en la rosácea se ha relacionado con un sobrecrecimiento de Demodex Folliculorum, un acaro que forma parte de la flora normal de la piel. Es interesante a la hora del tratamiento, saber que algunas proteínas de una bacteria que puede transportar el acaro son las que causan la inflamación.
Los vasos dilatados (teleangiectasias) aparecen casi constantemente después de muchos años de enrojecimientos continuos y son cada vez de color más violáceo y de mayor grosor.
Así que ¿cuales serían las recomendaciones para una piel con rosácea?
- Lavar y enjuagar dos veces al día con productos suaves que no irriten y que lleven antimicrobianos. Usar syndets que son sustitutos del jabón.
- Es imprescindible evitar los factores desencadenantes, sobre todo alimentos ricos en histamina, comidas calientes o especiadas, cafeína, alcohol, ambientes caldeados y exposición al sol.
- Usar cosméticos con fórmulas ligeras, libres de grasas.
- Evitar preparados como mentol, alcanfor, aceites de eucalipto, pimienta, fragancias intensas, hamamelis y laurilsulfato sódico.
Sólo tres medicamentos tópicos están aprobados para su uso en la rosácea: el metronidazol al 0,75% y 1%, el ácido azeláico al 15% y la sulfacetamida sódica al 10% con azufre al 5%. Pueden usarse muchos otros con resultados variables.
En muchas ocasiones son necesarios tratamientos vía oral, los más usados son antibióticos como las tetraciclinas y retinoides como la Isotretinoina.
Para los vasos dilatados (teleangiectasias) usamos distintos tipos de laser, ya que no sirven los tratamientos médicos, y para corregir el aumento y deformidad de la nariz (rinofima) puede ser necesaria la cirugía, crioterapia o láseres ablativos.
Como podéis comprobar en la rosácea hay que ir tratando cada uno de sus componentes (el enrojecimiento, el acné, los vasos dilatados, el aumento de tamaño de la nariz) por separado, lo que hace que sea personalizado y muchas veces frustrante.
En EEUU donde la padecen casi catorce millones de personas, existe una Sociedad Nacional de Rosácea
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