Los tatuajes existen desde tiempos inmemoriales, como una forma de transmitir información, historias, grabadas en la piel. Y el deseo de quitárselos va paralelo.
¿Por qué alguien desea quitarse un tatuaje?
La verdad es que hay muy pocas razones, una de ellas son motivos laborales; Cuando están en zonas visibles, como manos o cara, reducen las posibilidades de obtener algunos empleos.
Muchas veces el tatuaje, es un recuerdo constante de experiencias pasadas, actividades o situaciones que prefieren ser olvidadas.
O motivos psicológicos; La situación personal, las ideas, cambian y con el paso del tiempo no se reconocen en el diseño de los dibujos que se hicieron hace años.
La duración de un tatuaje, depende de tres factores:
El pigmento usado: cuanto más inerte y mejor tolerado, más duración. El negro, basado en carbón, es más estable que el rojo o el amarillo, compuestos por mercurio o cadmio. Los productos más inestables, producen reacciones inflamatorias con mayor facilidad.
La técnica usada: cuanto más profundo se deposite, mas durará. Si se pone en la epidermis, sólo dura unos meses o años. Si se introduce en la dermis tendrá mayor duración. Así que cuando abarca todas las capas de la piel, hasta la grasa subcutánea, sólo se podrá quitar mediante excisión quirúrgica.
La reacción inflamatoria o de rechazo de los tejidos, también acorta su duración.
Los pigmentos que se usan hoy en día, son tan inertes, es decir, tan estables que es prácticamente imposible quitarlos sin causar daño a los tejidos circundantes, o sea, sin dejar cicatriz.
¿Cómo pueden quitarse los tatuajes?
Los griegos usaban métodos químicos, aplicaban una pasta hecha con ajo y cantaridina, con la intención de quemar el tatuaje. Hoy algunos siguen usando procedimientos químicos, como acido tricloroacético o acido tánico en inyecciones intradérmicas.
El método más simple, barato y sin cicatrices residuales, es obviamente retatuar encima, esto es útil cuando lo único que queremos es eliminar ese diseño en concreto. Pero si el motivo es otro, sobre todo si es por existir una reacción alérgica al pigmento, entonces esta contraindicado.
También podemos usar dermoabrasión superficial, extirpación quirúrgica, crioterapia o destrucción térmica con láser.
La aparición de los equipos de laser que destruyen de forma selectiva algunos tejidos en función de su color han permitido mejores resultados a la hora de eliminar tatuajes. No todos los tipos de laser son igual de eficaces, así los ablativos como el de CO2, producen daño térmico en la dermis, dejando cicatriz.
Otros más selectivos para algunos colores son los de Alejandrita, Ruby, Colorante pulsado o Neodinio-Yag. Ninguno de ellos con resultados perfectos. Sin embargo, los equipos recientes Q-switched de Rubí son los que más se acercan a este ideal.
En la actualidad no existe ninguna técnica disponible que garantice la eliminación completa del pigmento y que permita restaurar la piel a su estado previo, pero mejoran cada día, alcanzando altos niveles de sofisticación.
No es difícil imaginar el día en que tendremos un láser capaz de destruir la estructura molecular del pigmento, sin dañar los tejidos circundantes. Un “borrador” de tatuajes.
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