miércoles, 26 de octubre de 2011

Kaposi

Algunos textos los corrijo al menos cincuenta veces antes de publicarlos, y aún así, no consigo expresar todo lo que siento… otros fluyen despacio…

Alto, elegante, con chaqueta ajustada, corbata y gemelos. Así se presentó un buen día ante mi, en aquel momento sonaba Mozart en la sala de espera, haciendo su entrada aún más vistosa. No pude dejar de mirarlo de arriba abajo mientras se presentaba educadamente tendiéndome la mano. Como su expresión era alegre me quedé mirándolo fijamente a los ojos. Fue entonces, lo recuerdo muy bien, cuando vi la mancha en su mejilla.

Yo había pasado la última hora empaquetando viejas revistas de medicina, de esas que ya no quieren ni en las hemerotecas y el polvo que acumulaban había hecho que me picaran las manos, en aquel momento estaba a punto de estornudar.

“Voy a lavarme las manos y a por un pañuelo ¿podrás perdonarme?”

“¿Por qué? ¿por ser humana?”

Era atractivo, de brazos y piernas largos. Yo no lo conocía, pero estaba segura de haberlo visto antes y aunque su forma de hablar y de estar eran tranquilas, me pareció que algo le preocupaba.

“He venido porque espero mucho de ti, has visto antes a mi familia. Quiero que me trates estos “granos” de la cara. Los tengo desde hace meses y no me sirve ninguna crema.”

Debía estar aturdida porque me costó recordar cuándo había visto yo a su familia. Recuerdo de nuevo la sensación de extrañeza, es difícil olvidarla, las manchas de su cara no eran granos como el decía.

Yo veía lesiones violáceas, ovaladas, infiltradas… Yo recordaba las imágenes de libros y revistas, de otros pacientes… Yo veía un Sarcoma de Kaposi.

Pensé “así es como salen a veces las cosas, no como uno las planea.”

Todos pensamos que hay muchos caminos y que podemos elegir el nuestro libremente. Creo que es más acertado decir que soñamos con el momento de elegirlo.

No sabía como reaccionaría ante mi diagnóstico, pero cuando terminó de oir mi explicación, me hizo algunas preguntas y luego me dijo, “el camino esta siempre marcado, pero no en un sentido fatalista. Cada instante que se repite uno tras otro, lo vamos decidiendo espontáneamente, con nuestros actos…”

“Yo amo la vida, hay personas que viven en la sordidez, escondidas, yo no entiendo esa manera de vivir. Yo vivo con alegría… Así que vamos a hacer todo lo que haga falta…”

Era increíble, culto, elocuente, nos hicimos grandes amigos y lo echo tanto de menos…



2 comentarios:

  1. Hay gente a la que quieres sin remedio .... llegaron a tu vida sin saber como, pero cuando se marchan definitivamente, los sigues echando de menos .... mucho.

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