domingo, 23 de septiembre de 2012

CANAS


La madurez es un cambio de estación, como el paso del verano al otoño. No es un lugar donde llegar para quedarte, porque vivir es estar en continuo movimiento, entrar en crisis, cambiar…

Séneca nos enseñó que nuestro paso por la vida no es tan breve como pensamos, y que malgastamos ese tiempo en cosas sin importancia, como preocuparnos por lo que no ha sucedido aún y que puede que no sucedan nunca.

Culturalmente vemos las canas como un signo tanto de vejez como de madurez. Sin embargo, no se ha encontrado relación entre la aparición de cabellos canosos y el envejecimiento del resto de nuestro cuerpo.

Lo que da color al pelo (igual que a la piel) es la melanina, fabricada por unas células llamadas melanocitos. La eumelanina da el color negro y marrón y la feomelanina hace que el cabello sea rubio o pelirrojo. El pelo se vuelve gris cuando los melanocitos dejan de producir melanina, lo que ocurre pelo por pelo, debido a la localización de la melanina, y por eso nos encanecemos gradualmente.

¿Y por qué dejan de producir melanina? La respuesta es el acumulo de peroxido de hidrógeno, también conocido como agua oxigenada, el mismo producto que se utiliza para aclarar artificialmente el cabello. Las células del pelo producen pequeñas cantidades de peroxido de hidrógeno que se degrada por un enzima, la catalasa. La catalasa que tenemos, va disminuyendo con el tiempo y hace que se acumule el peroxido de hidrogeno, este bloquea la producción de melanina.

No todos encanecemos a la misma edad, depende de la herencia recibida de nuestros padres (fijaos en ellos si queréis saber cuándo os pasará), del sexo (los hombres lo hacen antes que las mujeres) y de la raza. También la polución y los radicales libres lo favorecen.

¿Y el estrés? ¿Es verdad, como dice la gente, que los disgustos encanecen? Parece que sí que una vida estresada puede acelerar la aparición de ese manto blanco que nos cubre al final de nuestros días…

…….
Como decía Ortega y Gasset, la claridad y la sencillez son la cortesía del filósofo. La madurez es un estado mental, más que físico. Una fuerza vital que nos enseña el lado soleado de la vida. Es como la risa: contagiosa, creativa… Con el poder, incluso, de alejar las enfermedades. Nos da un horizonte lo suficientemente amplio como para poder relativizar lo que nos sucede.

A mi la vida me ha dotado (o tal vez maldito) con un cerebro insaciable. Y ahora que mi pelo empieza a palidecer, poco a poco, voy elaborando una lista de todo lo que la experiencia y los innumerables textos que he leído me han enseñado:

Permanece en consonancia con tus ideas.
Mantén siempre la calma y date tiempo para pensar.
Escucha a tu voz interior.
Responsabilízate y toma las riendas de tu vida.
Ten una mentalidad abierta y tolerante.
Se amable y compasivo.
Mantén tus promesas.
Perdona, pasa página y sigue adelante
…..
Así es como llegas desde donde estas a donde quieres llegar…

6 comentarios:

  1. Respeta tu cuerpo, él sabe lo que hace .... las canas, las arrugas, la delicadeza que se alcanza con los años, es un tesoro valioso.

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  2. Genial post!! Me encanta cómo escribes! Por cierto, tengo canas desde los 9 años... Ahora con 27, tengo muchas, pero me encantan y me siento muy a gusto con ellas. Lo importante es cómo nos sentimos con nuestro cuerpo y cómo nos aceptamos a pesar de los cambios. Un abrazo!

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  3. Me he tomado el tiempo de leerlo y ha valido la pena...ya que tengo canas desde los once>! En fin que le vamos a hacer, madurar y sacar lo bueno de ellas y de la vida, la experiencia y darte las gracias por compartirlo!

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