miércoles, 12 de septiembre de 2012

LLEGÓ LA MODERNIDAD


Siempre pienso en agosto como en un mes perezoso. Las vacaciones, el calor insoportable… La vida transcurre despacio. Pero aquí esta septiembre, con el fresquito y la sensación de que todo arranca de nuevo.

En septiembre ponemos en marcha los motores. Miremos donde miremos, todo reclama nuestra atención. En los quioscos nos ofrecen fascículos coleccionables para aprender a hacer ganchillo, junto a otros donde nos enseñan a pilotar un avión… Comienza el curso escolar, retomamos proyectos personales y profesionales, cambiamos ropa en los armarios…

Me gusta el otoño, es como tener una nueva oportunidad para hacer las cosas, sean las que sean, MEJOR…

En ocasiones me vienen a la mente ideas que necesito contar o escribir inmediatamente, para no romper el hilo que las ata unas a otras. Porque mi memoria es selectiva y, para algunas cosas, corta como la de un pez.

Y es que el saber SI ocupa lugar. Mis neuronas rebosan datos médicos, fechas, listas de la compra, citas pendientes, horarios infantiles que cumplir, imágenes de pacientes que me preocupan…

Así que las ideas, cuando surgen, las pillo al vuelo y las deposito allí donde puedo en cada momento. A veces las vierto en Twitter, otras van a parar a un papel que termina perdido en el fondo de algún bolso y aparece tiempo después arrancándome alguna sonrisa.

Hoy me ha sucedido mientras estaba en la ducha. Con la cabeza llena de champú, los ojos muy apretados para que no me entrara espuma, miraba destellos en el interior de mis párpados y escuchaba las últimas noticias en la radio… y he pensado: Muchos de nosotros no estamos viviendo nuestros sueños porque andamos siempre quejándonos y rumiando nuestros miedos…

He buscado inmediatamente algo dónde escribir. No me he atrevido a anotarlo en el móvil porque se estaba cargando y no era cuestión de electrocutarse.…


……
En mi cerebro hay estos días más mucosidad que materia gris. Gracias a un “catarrito” de los que se cogen al final de verano, cuando el “airecillo” nocturno te pilla desprevenida. Uno de esos que termina en “sinu-faringitis-bronquitis” (y que me perdonen los otorrinos por inventar enfermedades). Creo que ha mezclado lo que decían en la radio, y lo que he leído en mi timeline con la conversación, o mejor monólogo porque me he quedado afónica, que he tenido con el último paciente de hoy:

-Doctora, lo que quieren es echarnos de la Seguridad Social. Ya se que ustedes son sólo unos mandados y que atienden a los que les citan, no pueden elegir. El otro día me dijo la enfermera que me curaba la herida que ya no hacía falta que fuese más, que me curasen en mi casa. Y yo le dije ¿cómo sabe usted que no vivo solo? Yo creo que quiere saber si estoy soltero.
¿Y lo del azúcar? Pues que ya no me dan las tiras, y me dicen que vaya a controlármela cada dos meses y que me lo pague yo…
¿Y lo del video de la concejala? ¿Qué le parece? Con los teléfonos estos, ha llegado la modernidad, doctora. Todos quieren ser famosos, pero esa señora les ha puesto el listón muy alto ¿Eh? JEJE
¿Vio usted ayer las noticias? Los catalanes que quieren echarnos de su país. Como dice mi vecino, para pedir luego la doble nacionalidad.
Vaya voz de perro que tiene usted doctora, ¿quiere un caramelo? Tome.
No me de el alta doctora, que me gusta venir a hablar con usted de vez en cuando.

He terminado la consulta chupando un caramelillo de menta que ha sacado el buen hombre de su bolsillo, callada, sin más remedio, mientras me contaba sus preocupaciones.

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