domingo, 9 de junio de 2013

REDEFINIENDO LA ROSÁCEA


Creo que todos definiríamos la intuición de la siguiente forma: es cuando sabes algo con certeza pero no sabes por qué ni cómo lo sabes.

Es esa clase de conocimiento que no se basa en un pensamiento o razonamiento consciente, pero que es profundo… Tanto que no sabemos cómo explicarlo, cómo ponerlo en palabras para que nos entiendan.

Con frecuencia esta intuición se acompaña de ciertas sensaciones físicas, como un nudo en el estómago, un hormigueo en la piel o una respiración acelerada.

Según parece, sólo una pequeña parte de nuestro cerebro se dedica a realizar un trabajo consciente, como razonar y tomar decisiones. El resto de nuestra mente está trabajando en la sombra. Trabajando en el reconocimiento de patrones y haciendo asociaciones de las que no somos plenamente conscientes.

Hasta que, de pronto, algo hace “click” y una idea aparece en nuestra cabeza. 

Así empiezan, a veces, algunos proyectos de investigación… con una intuición que enciende el motor…

Muchos problemas de los que afectan a la piel están aún sin aclarar, pendientes de descubrir sus causas últimas. A diario se conocen datos nuevos, muchas veces gracias a algún click que abre puertas y enciende luces. Eso nos pasa por ejemplo con la rosácea.

En los últimos años se ha introducido un nuevo concepto, el de “rosácea neurogénica”. Es un síndrome que todos los dermatólogos hemos intuido alguna vez que no parecía tener relación con las otras formas de rosácea, como la pápulo-pustulósa.

La rosácea es un problema muy frecuente, casi tanto como la psoriasis y afecta principalmente a mujeres de más de 30 años.

No todas las personas que se ponen rojas en algún momento padecen rosácea. Muchas veces se trata de un daño solar crónico, y esto es más frecuente en trabajadores al aire libre.

Estos pacientes  con rosácea neurogénica, padecen episodios de enrojecimiento y sensación de quemazón en la cara. Se acompaña con frecuencia de síntomas neuropsiquiátricos como depresión y dolor en algunas zonas. También padecen con más frecuencia trastornos neurovasculares como jaquecas y fenómeno de Raynaud.

Los estudios orientan hacia un origen genético de la rosácea neurogénica sobre el que actuarían diferentes factores desencadenando los brotes. Estos factores exteriores suelen ser la luz, el calor y algunos microorganismos, los cuales dan lugar a una respuesta neurovascular con vasodilatación, liberación de péptidos y sensación de dolor que recoge el cerebro. Un concepto muy interesante y novedoso.

La intuición nos lleva de nuevo a realizar estudios. Nos dice que la rosácea neurogénica (eritemato-teleangiectásica) no es el mismo proceso que la que produce lesiones tipo acné.

De la misma forma, nuestra intuición puede servirnos también de guía en las elecciones que hacemos día a día y en cómo vivimos nuestras vidas, siendo especialmente útil cuando estamos sobrecargados de información, o presionados por la falta de tiempo.
.......
Y esto es lo que escucho ahora...

"I don't know about you--
but I'm feeling twenty-two."


~ Taylor Swift

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