“No son
nuestras ideas las que nos hacen optimistas o pesimistas, sino que es nuestro
talante optimista o pesimista el que hace nuestras ideas.” M. Unamuno
Leer. Lo hago durante las tranquilas horas de la mañana
de domingo después de un largo paseo, otras veces es al desvanecerse el día,
antes de caer dormida… me gusta acurrucarme con una buena novela.
En esos momentos ese libro lo es todo… mi tiempo pasa
tranquilamente, me traslado lejos… Lejos del discordante ruido cotidiano… es
una manera de explorar otros mundos…
Hay pocas cosas que lo superen.
Consigo perderme en realidades creadas por otra
persona, mundos imaginarios, pero que contienen verdades sobre la vida.
Meterme en la mente de otro ser humano, arrastrar
la mía junto con mi corazón a través de las emociones… sentir de nuevo un primer
amor o el dolor sordo de un divorcio. Sentir cómo otras personas viven en el
desamparo, en la esclavitud, en la miseria, en la enfermedad, o entre el poder
y el lujo.
Al leerlo en un libro, lo mundano parece mágico y
lo mágico parece posible… Por eso leo.
Por eso leí para ella… porque sus manos ya no
podían sostener un libro. Esa cruel enfermedad que la tenía allí postrada le
estaba dando su golpe final… Y porque no sabía qué otra cosa hacer para acallar
el ruido que llegaba desde el pasillo del hospital.
Era un día gris, un momento negro. No era feliz. A
pesar de todo no se me ocurría ningún otro lugar del mundo donde yo quisiera
estar.
Sentada junto a la cabecera de su cama, escuchando
su respiración… Sentí cómo se alejaba de este mundo… yo quería atraer su
atención, retenerla… por eso leía en voz alta.
Acababa de encontrar
entre las páginas un papel con unas cuantas palabras escritas con su letra, no
parecía suya, porque a toda persona le cambia la letra constantemente, con una
modificación ínfima, casi imperceptible cada año, pero tan inevitable… Igual
que nos cambia la cara, la actitud, los gestos, el alma… y ella hacía años que
no podía ni sostener un lápiz.
“Nada
empequeñece más a un hombre que la conciencia de no ser amado… Queremos ser
amados, a falta de eso admirados, o incluso temidos. Queremos suscitar en los demás
algún tipo de sentimiento. El alma detesta el vacío…”
¿Eran sus palabras
o una cita que anotó?
Hice una pausa en
mi lectura y pensé en todo esto. Yo estaba sentada al lado de su cama en una
silla. Nada de lo que estaba pasando me parecía real, me recosté con los brazos
cruzados. Por un momento me sentí cómoda, sin prisas.
Y entonces me miró… y me hizo
saber que no necesitaba más...
Buenas noches.
Duerme tranquila. Duerme hasta que te necesitemos de nuevo, no te despertaré a
destiempo. Hoy llueve, pero tal vez mañana brillará el sol…
“No son nuestras ideas las que nos hacen optimistas o pesimistas, sino que es nuestro talante optimista o pesimista el que hace nuestras ideas.”
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