El sábado por la tarde su madre condujo hasta la
pastelería que habían abierto junto a la plaza del pueblo. Después de mirar
detenidamente lo que había en el expositor, encargó una tarta de chocolate, la
preferida de su hija. La tarta iría sin decoración. Sólo chocolate.
La dependienta la escuchó atentamente mientras ella
le explicaba que era el cumpleaños de su hija, dieciocho, y que un problema
hormonal le hacía tener exceso de pelo en la cara y engordar, y que aunque
el azúcar se le disparaba de vez en cuando… “Un día, es un día…”
La pastelera era una mujer amable y la dejó hablar
sin interrumpirla. La tarta estaría lista para el lunes por la mañana, con
tiempo suficiente para la fiesta de la tarde. Sería una sorpresa.
El lunes por la tarde, la chica barbuda caminaba
por una calle cercana a su casa. Iba sola, comiendo de una bolsa de patatas
fritas. Con la cabeza baja. Intentaba no ver su propio reflejo en los
escaparates. Al llegar al cruce, bajó de la acera sin mirar y un coche la
golpeó. Cayó con todo su peso sobre el bordillo, la cabeza en la acera y las
piernas en el asfalto. No podía levantarse. Lo primero que hizo, fue mirar para
comprobar que nadie se reía de ella.
La chica barbuda no lloró. Al cabo de un rato se
levantó e intentó seguir su camino pero una nube le tapó la vista y cayó de
nuevo inconsciente. Por supuesto, nunca hubo fiesta de cumpleaños.
La madre, sentada junto a la cama del hospital, pensó
que la vida había sido injusta con su hija. Fue un bebé regordete, de apetito
voraz. Una niña preciosa y alegre. Al ir acercándose a la pubertad apareció el
problema. Notaba el pelo más graso, le salían granos repartidos aquí y allá en
toda la cara.
Y el vello.
El vello que se hacía cada vez más obscuro y
visible.
Ella se dejaba el pelo a los lados de la cara
intentando taparlo. Fue entonces cuando empezó a dejar de mirar al frente
mientras andaba.
Al bajarle la primera regla, todo fue empeorando… La grasa, el acné, el vello de la cara y el peso… Y
las burlas de sus compañeros de clase. El nombre se lo pusieron enseguida.
Barbuda. Aunque se depilaba para ir a clase, se quedó con ese nombre. Lo
escuchaba a lo lejos entre risas…
Un síndrome SAHA le habían dicho que tenía su hija.
Y después de mirarla a ella misma detenidamente, después de observar el poco pelo que tenía en la parte de
delante de la cabeza, su evidente sobrepeso… aquel doctor le dijo: “Como usted…
Puede ser constitucional…”
Al menos su hija no estaba perdiendo el pelo de la
cabeza. Le habían dicho que los cuatro síntomas pocas veces se manifestaban a
la vez.
……
El síndrome SAHA (Seborrea, Acne, Hirsutismo y
Alopecia) o hiperandrogenismo femenino puede ser por exceso de andrógenos
ováricos. Puede acompañarse de obesidad y acantosis nigricans, que es un obscurecimiento
y engrosamiento de la piel del cuello, axilas e ingles. El exceso de andrógenos
puede ser también de origen suprarrenal (síndrome de persistencia de la
adrenárquia) o hipofisario (SAHA hiperprolactinémico). Es importante
diferenciar el SAHA constitucional o familiar de los hiperandrogenismos de otro
origen.
La tendencia a engordar es debida a un exceso de
hormonas ováricas que muchas veces solo están en el limite alto. Por eso los
análisis son normales. Tienen resistencia a la insulina que hace que esté
elevada en sangre (hiperinsulinismo), aumentando la formación de andrógenos en
el ovario y disminuyendo la hormona transportadora de estos. Todo esto hace que
haya más andrógenos libres circulando y más signos de virilización…
Lo tratamos usando antiandrógenos sistémicos si están
elevados y de forma diferente según el origen de los mismos. Si no están
elevados, sólo tratamiento de los síntomas como el acné o el hirsutismo de la
misma forma que lo haríamos en otros casos.
……
Miró a su hija, su pecho subía y bajaba bajo la
sábana. Sintió miedo. Empezó a hablar consigo misma. “Está bien. Solo está
dormida…” Puso su mano en la frente de ella y la dejó allí un instante. “Al
menos no tiene fiebre…” Eso la consoló.
Esperó todo el día mientras se la llevaban y le
hacían pruebas.
Desde la ventana, veía el parking del hospital. Los
coches llegaban y se iban. Vio un coche que paraba y una mujer esbelta con un
abrigo largo que se subía a el. Empezó a pensar que ella era esa mujer, y que
conducía lejos de allí hacia el mar…
Disculpa que te pregunte en este blog, puesto que mi cuestion no tiene nada que ver con dicho tema.
ResponderEliminarPueden los secadores de pelo (usandolos habitualmente, aunque en la temperatura ''fria'' y con mucho movimiento) causar alopecia?
En mi caso, lo uso habitualmente asi, pero como la temperatura no es excesivamente alta, nunca me habia preocupado.
Un saludo, Jose.