Terminé de leerla y la dejé tal y como estaba antes. Doblada sobre la mesa. Olía ligeramente a un perfume que me recordó a alguien del pasado y sentí una punzada en el corazón. También el aroma desaparecerá algún día y ya no tendré más ese recuerdo cuando la abra. Pensé que esas cosas eran las más dolorosas...
Era una simple carta de consulta, en aquellos días pocos usábamos el correo electrónico. Me preguntaba sobre unas cremas, quería saber si debía comprarlas sin Parabenos, sin conservantes, si eran mejor "naturales"...
No se porqué aquella simple hoja de papel me trasladó tan lejos de allí...
Parabenos,
Lauril sulfato sódico, Fragancias, ftalatos, etc, etc
Estos
son algunos de los ingredientes que hay detrás de los productos que usamos para
el cuidado de la piel y del pelo. Productos que añaden los fabricantes de
cosméticos para cambiar las características de las cremas hidratantes jabones,
champús y productos anti-edad. No tienen acción ninguna sobre la piel o el
pelo. Se consideran “inactivos”.
¿Para
qué sirven entonces? Sirven como conservantes, o para cambiar la consistencia y
elasticidad de la crema o champú, para darle aroma o para enmascarar el olor
desagradable de un principio activo, entre otras cosas.
Pero…
¿Son estos ingredientes inactivos tan malos como escuchamos decir por ahí?
Haced
una búsqueda en Google sobre los parabenos, que son los conservantes más
utilizados en cosméticos y productos de cuidado personal tales como jabón,
champú, acondicionador y cremas hidratantes, y conseguiréis una mezcla de
artículos educativos y de terror.
La
explicación científica detrás de muchas de estos comentarios alarmantes, está a
menudo tergiversada, ya que los efectos a los que se refieren no se producen
necesariamente en el cuerpo humano.
Los
temores que rodean el uso de parabenos y ftalatos, por ejemplo, se derivan de
estudios realizados en líneas celulares en condiciones de laboratorio que no se
dan en el ser humano. Comprueban el efecto de estos ingredientes en un solo
tipo de células, lo cual no se puede trasladar a la complejidad de nuestro
cuerpo, especialmente la piel, que es extraordinariamente compleja. Es sólo una
fórmula matemática.
Mucho
de lo que leemos en los medios de comunicación sobre estos productos, y que
provocan tantas preocupaciones en los consumidores, se basan en estudios
realizados in vitro o en ensayos basados en células aisladas. Estudios en
humanos hay muy pocos, ni siquiera en animales.
En
este post vamos a hablar sólo de parabenos, y dejaremos el resto para otro.
Los
parabenos son ingredientes que se añaden a los cosméticos como conservantes.
Son muy eficaces evitando que crezcan hongos y bacterias que podrían estropear
las cremas y demás productos que usamos. Hacen que duren más y sean más
seguros.
Cualquier
producto que contenga agua es susceptible de estropearse por el crecimiento de
hongos o bacterias. Esto podría podría hacer que apareciera moho, cambios de
color, mal olor o que se inactivase su función. Bajo ciertas condiciones, un
producto conservado inadecuadamente puede contaminarse y llegar a crecer dentro
de él niveles perjudiciales de microorganismos. Por eso se añaden, entre otros,
los parabenos.
Los
parabenos son derivados de un acido (Acido para-hidroxybenzoico), que se
encuentra de forma natural en pepinos, cerezas, zanahorias, arándanos y
cebollas, entre otros. Se usan en cosmética desde hace casi 100 años. El cuerpo
los trasforma rapidamente en otros similares a los que se encuentran en frutas
y verduras y los elimina.
El
acido para-hidroxybenzoico también se forma de manera natural en nuestro cuerpo
por la descomposición de algunos aminoácidos. Los parabenos utilizados en
cosmética son idénticos a los encontrados en la naturaleza.
El
mito de los parabenos.
Se
ha especulado sobre la posible relación entre parabenos y cáncer, sugiriendo
que los parabenos pueden causar cáncer al actuar como estrógenos. Pero estudios
posteriores han demostrado que esta acción es muy débil, tan débil que se ve
sólo con dosis extremadamente altas; mucho mayores de las que estaríamos
expuestos en condiciones reales de uso o incluso con un uso repetido.
De
hecho, muchos productos presentes de forma natural en las plantas de las que
nos alimentamos también tienen un efecto estrogénico débil cuando se estudian
en condiciones de laboratorio. Se llaman fitoestrógenos y están en la soja y
otras frutas y verduras. Algunos de estos fitoestrógenos, cuando se estudiaron
en laboratorio en las mismas condiciones que los parabenos, dieron resultados
similares.
De
hecho, los parabenos son unas 10.000 veces más débiles que los fitoestrógenos de
las plantas y unas 100.000 veces menos potentes que el estradiol, el estrógeno que
produce de forma natural nuestro cuerpo.
Por
eso, hoy hoy en día se considera que el uso de parabenos en cosméticos no produce
alteraciones del sistema endocrino, ya que su acción, si la hay, es muy débil.
No
sabemos si los otros conservantes que se han propuesto como alternativos son
más seguros que los parabenos, de hecho, no parece que se hayan estudiado tanto
como se ha hecho con los parabenos. Sin embargo, tenemos que respetar que
muchos de nuestros pacientes estén preocupados por “el riesgo” de usar
productos con parabenos e investigar para poder ofrecer alternativas.
Hola M. José! A través de Dermapixel he descubierto este precioso blog. Yo soy Médico de Familia pero me encanta la dermatología. Escribo para decirte que me encanta cómo enfocas cada entrada, esa parte humana que tanto se olvidan de observar algunos compañeros (sobre todo "ólogos") pero que a veces, muchas, también cura.
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