sábado, 12 de septiembre de 2015

POLICIAS CON PSORIASIS

Quiero hablaros de un hombre que conocí hace unos días. Un hombre joven, de piel y ojos claros, agradable. Al entrar a la consulta me tendió la mano con firmeza y me dijo “buenos días” mirándome a los ojos a la vez que sonreía tímidamente.

Comenzó mostrándose preocupado por los lunares de su espalda.

Como es habitual en una consulta rutinaria, le pregunté por enfermedades previas, alergias, operaciones…

“Lo típico de la infancia. Me operaron de anginas… Ah! También tengo psoriasis.”

Durante nuestra conversación, intuí que él ya me conocía. Soy muy despistada, a veces me suenan las caras y tardo en situar a las personas, por eso quise saber si yo lo había visto antes. Me dijo que era la primera vez, pero que él había leído algunos de mis post.

Le exploré los nevus comenzando por la espalda… tórax, cabeza, brazos… de forma metódica, para no olvidar nada. Iba anotando todo en la memoria.

“Nevus compuestos, Nevus junturales, no signos dermatoscopicos de alarma… regulares, uniformes…”

Miré retículos, pigmento, patrones, glóbulos, vascularización… uno por uno.

Hacía algo de frío, ya que el aire acondicionado seguía puesto en la consulta. Aquí en septiembre el verano acompaña a las primeras hojas caídas. Le dije que podía vestirse. Todo estaba bien. Hasta ese momento me había olvidado de su psoriasis, no tenía ni una sola plaquita.

“Tengo también algo de psoriasis en la cabeza y aquí, en el codo izquierdo”. Lo dijo señalando una diminuta placa que, en la exploración de lesiones pigmentadas, yo había pasado por alto.

Comprendí su interés por seguir hablando de ese tema.

“¿Desde cuándo tienes psoriasis? ¿Tiene alguien más en tu familia?” Preguntas que acudían a mi mente de forma mecánica, mientras tecleaba el informe sobre los nevus que acababa de explorar.

“Yo estudié informática y he trabajado en ese mundo hasta hace un año en que decidí que quería ser policía como mi padre…”

Levanté la cabeza del teclado y dejé de escribir sobre formas y colores de los nevus porque comprendí que esa no era la razón por la que estaba allí. Quería pedirme que hiciera algo por él, algo más allá de esa visita.

“Hace cuatro años mi padre enfermó, pasó mucho tiempo ingresado. Yo me turnaba con mi madre para cuidarlo. Lo pasamos muy mal. Al poco tiempo de morir fue cuando tuve mi primer brote de psoriasis. Me he tratado desde entonces con diferentes cremas, y después con tratamiento vía oral… Ya estoy controlado.”

Me describía y explicaba todo con palabras técnicas, argumentando de forma impecable cada cambio en su tratamiento. Era muy inteligente, y estaba bien informado.

“Hace un año decidí que quería ser policía como mi padre, pero cuando vi las bases de la convocatoria y los motivos de exclusión médica, pensé en renunciar… se que a él no le habría gustado esto. Soy buen deportista, me cuido, como sano… pero todos los esfuerzos que he hecho preparando esta oposición no van a servir para nada. No tengo una enfermedad contagiosa, apenas un poco de caspa en la cabeza y alguna placa en los codos o en raras ocasiones en las piernas. Eso no me impide ser policía. Quiero pensar que esas son normas antiguas que no se han revisado desde hace años...”

Desde que hablé con él, he estado intentando comprender la razón de esta exclusión (lo podéis leer aquí), buscando convocatorias para policías de diferentes países (algunos ejemplos aquí o aquí).

En otros países, entre los motivos de exclusión médica es cierto que está la psoriasis, pero también es cierto que no es un motivo de exclusión absoluto. En esas convocatorias se habla de psoriasis severo o que afecte palmas y plantas, y en ese caso, es sólo motivo de exclusión para policías que van a “patrullar a pie”. Y “aconsejan” tenerlo en cuenta, no excluir sólo por este motivo.

La psoriasis no es contagiosa y en la mayoría de los casos es una enfermedad leve, que puede estar presente durante años en forma de una “caspa intensa” o unas “uñas amarillas”, sin que el paciente sospeche que es psoriasis. En la piel se manifiesta con mayor frecuencia como placas rojas con descamación y prácticamente asintomáticas que afectan sobre todos a codos o rodillas. Los casos extensos, graves e invalidantes son muy poco frecuentes y hoy en día disponemos de tratamientos con los que controlar muchos de ellos.


Creo que poner la psoriasis como causa de exclusión sin definir qué tipo de psoriasis y en qué casos, es injusto para un 3% de la población, que es el porcentaje de personas que la padecen. Además de resultar estigmatizante para ellos.

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