Un
reloj interno decidió despertarme hoy antes del amanecer… Mi mente, en esos
momentos, se parece a un tamiz por el que se cuela la arena en busca de pepitas
de oro.
Si
algo se me da bien es analizar una gran cantidad de información; detalles
insignificantes en los muebles de una habitación, entre las palabras de un
texto, en las expresiones y gestos de una persona… y sacar de ellos la esencia.
Todo
estaba oscuro.
Miré
al mar con un suspiro. El agua me pareció fría y se veía la espuma blanquear en
la oscuridad. Unas luces naranjas iluminaban la arena desde varios puntos y
realzaban de forma espectral las formas de las palmeras. Pensé que era como un
decorado artificial. Entonces, sin motivo aparente, me vino a la mente la
historia del oro del gnomo maligno, esos seres pequeños de los cuentos que
custodiaban grandes tesoros subterráneos y conocían los secretos de la tierra.
Según los cabalistas; el aire, la tierra, el
agua y el fuego se agitaban gracias a estos seres invisibles que animaban los
elementos, incluidos nuestros
sentimientos…
Recordé
la conversación con uno de mis pacientes.
Era
un hombre de cejas perfectamente rectas, ojos grises y fríos pero enmarcados de
forma que parecían soñadores y profundos. La frente de mármol blanco y sobre
ella el pelo, oscuro y espeso. En la mitad inferior, lo único perfecto era la
boca, la nariz grande e irregular lo salvaba de una belleza que podría suscitar
envidia e incluso… burlas.
Era
fuerte, se notaba que cuidaba su aspecto y no tenía enfermedades importantes,
salvo por un picor intenso que no le dejaba descansar. Había usado todo tipo de
cremas y remedios, sin que funcionaran. Mientras hablábamos no paraba de
rascarse. Yo no veía ninguna erupción en su piel sólo los arañazos que él mismo
se iba haciendo.
Hay
muchos motivos para lo que nosotros llamamos “prurito de causa desconocida”. La
lista es larga y puede incluir desde infecciones, a piel seca, hasta problemas
en el hígado, o un cáncer…
No
quería asustarle sin necesidad, así que le pregunté por los medicamentos que
tomaba, las enfermedades que había tenido, le pedí unos análisis y le puse un
tratamiento para aliviar los síntomas hasta encontrar la causa. El no
comprendía qué tenía que ver todo aquello con la piel, de hecho les pasa a
muchos pacientes cuando van a la consulta del dermatólogo…
“Tu piel es importante. El cuerpo
humano no está separado en compartimentos estancos y todo lo que pasa por
dentro se refleja en ella. A veces es el único signo de un problema interno.”
Este
paciente tenía una insuficiencia renal grave y lo derivé a un internista que lo
puso en diálisis.
Con
el hablé mucho sobre la piel, las uñas, el pelo... Yo le decía que la piel es
un órgano que está vivo, que se alimenta y respira. Cuidar la piel forma parte
del cuidado de tu cuerpo; es el órgano más grande que tenemos. Es con lo que
entramos en contacto cuando nos acarician, cuando nos besan en el cuello… Es lo
primero, y a veces lo único, que vemos cuando nos miramos en un espejo.
Comprender
qué es y cómo funciona es importante para vernos y sentirnos mejor. Imagina que
estás pelando una mandarina: la primera capa de color naranja sería la
epidermis, la parte blanca la dermis y el interior jugoso la grasa subcutánea.
La
epidermis es la más externa y a su
vez, tiene muchas capas de células. Así, en la base de la epidermis están los
melanocitos que determinan nuestro color y los queratinocitos que, a diferencia
de otros órganos como el corazón o el cerebro, están continuamente dividiéndose
y multiplicándose, de forma que las células más viejas forman una barrera
compacta que se mueve hacia arriba hasta desprenderse y caerse.
Como
veis, la parte más externa de nuestra piel, la que tocamos, está compuesta por
células muertas. Estas células tienen poca agua y son la causa del aspecto
rugoso y agrieteado de los talones o los codos… Por eso es bueno mantenerla
hidratada y hacerse una exfoliación periódica.
No
hay vasos sanguíneos en la epidermis, el alimento, el oxigeno, etc… lo reciben
desde los vasos de la dermis, que es la capa que hay justo debajo. El tabaco y
algunos medicamentos hacen que les llegue menos oxigeno y alimentos al cerrar
esos vasos. El resultado es una piel de aspecto pálido y color cetrino.
La
dermis es donde está el colágeno,
las fibras elásticas, el ácido hialurónico… en definitiva lo que da soporte y
estructura a nuestra piel, además de células del sistema inmune, vasos sanguíneos,
nervios, receptores sensitivos y hormonales…
COLÁGENO
El
colágeno funciona como las vigas de una casa. Hay más de 20 tipos diferentes en
todo el cuerpo, el más abundante en la piel es el colágeno tipo I y es el más
fuerte y resistente. Nacemos con mucho colágeno y producimos mucho durante los
primeros años de nuestra vida, por eso la piel joven es firme y resistente. Con
el tiempo producimos menos colágeno y la piel se hace más fina, débil y con
mayor facilidad para arrugarse, romperse o que le salgan morados. Una
alimentación y cuidados correctos pueden ayudar a endentecer y reparar esto.
Pero
CUIDADO! Hay cremas que prometen llevar el colágeno hasta tu dermis y rellenar
las arrugas con sólo aplicarlas. La molécula de colágenos es demasiado grande
para penetrar la barrera de células epidérmicas que hemos visto antes. Ese
colágeno nunca llegará a la dermis, se quedará en la superficie. Para poder
llevarlo donde debe estar, hay que inyectarlo.
TEJIDO
ELÁSTICO
Es
lo que hace que cuando te pellizcas y estiras la piel, al soltarla, regrese a
su forma anterior. Está compuesto por una proteína llamada elastina. Las fibras
elásticas van rompiéndose con la edad y la piel pierde elasticidad, por eso van
apareciendo arrugas permanentes cuando antes sólo las teníamos al reírnos, y
por eso con el tiempo, nos levantamos con la cara marcada por líneas profundas
después de dormir, arrugas que duran cada vez más… hasta quedarse ahí fijas.
Tomar
demasiado sol daña las fibras elásticas y hace que se arrugue antes.
Si
la piel se estira demasiado rápido estas fibras se rompen, como ocurre en el
embarazo, los cambios de peso o los cambios hormonales que ocurren en la
pubertad y en algunas enfermedades internas. La piel se hace más flácida y con
estrías. Tienes que alimentarte con los componentes necesarios para construir
un tejido elástico fuerte.
ÁCIDO
HIALURÓNICO
Es
un polisacárido (un azúcar) natural que atrapa moléculas de agua para mantener
la piel turgente e hidratada. También forma parte de nuestros ojos y es el
lubricante de nuestras articulaciones.
GLÁNDULAS
SEBÁCEAS
En
la dermis encuentras también glándulas que producen grasa, el hidratante natural
de la piel. Están sobre todo en la cara, el pecho, la espalda y la piel de la
cabeza.
El
sebo que producen sirve, entre otras cosas, para mantener la piel suave y para
hacerla impermeable. En ocasiones fallan y producen demasiada cantidad o poca
cantidad, entonces dan problemas que pueden ir desde acné, piel grasa, hasta
ciertos tipos de alopecia permanente.
Por
último está la capa de grasa subcutánea, una barrera entre la dermis y los músculos,
nos aísla de los cambios de temperatura, da forma y contorno a nuestro cuerpo y
cara… produce hormonas…
…….
De
la nostalgia humana por ser aceptado, amado, admirado… ha brotado esa parte de
la cultura que no está orientada a calmar el hambre o a luchar en guerras. De
ese deseo proceden el sentido de la belleza, el arte, la poesía…
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