Las
mismas palabras que empleadas en otro momento resultan groseras, pueden ser caricias
si las murmuramos al oído… y es que, el mejor afrodisíaco son las palabras.
También
en la comida. Comentar los platos, sus sabores y perfumes es un acto sensual
para el que disponemos de un amplio vocabulario.
Hasta
los sonidos de la cocina son excitantes… El chispear del aceite esperando el
tomate; el ritmo del cuchillo picando verduras; el borboteo del caldo hirviendo;
las nueces al partirlas; la canción repetitiva y adormecedora del mortero; las
notas líquidas del vino… y al final, el murmullo de la conversación y los
suspiros de satisfacción.
Llego a pensar entonces que el punto G está en las
orejas.
Hablando
de comida… ¿Qué ha pasado con las sencillas ensaladas de antes? ¿Dónde están
los tomates de color rojo exuberante?
Lo
hemos derrotado a base de combinaciones basura o puede que estén escondidos en
la nouvelle cuisine; entre trozos de mango, fideos, y daditos de quesos olorosos…
o bajo salsas contundentes.
Las
ensaladas de antes eran una composición formada por hojas frescas de lechuga y
un limpio aliño de aceite y vinagre sobre el que se dejaban ver enormes trozos
de tomate. El acompañamiento perfecto para cualquier plato.
Los
tomates tienen más licopeno (un antioxidante) que la gran mayoría de los
alimentos, esto los hace útiles para prevenir los daños causados por el sol en
la piel. Hay estudios que demuestran que tomar 20 gramos de un concentrado de
tomate reduce el riesgo de quemaduras solares hasta en un 33%.
Así
que añadir tomates al menú diario, como ya hacemos con la dieta mediterránea,
nos ayuda a contrarrestar los efectos del sol, es decir… previene la formación
de arrugas, manchas, reduce la inflamación y disminuye el riesgo de cáncer de
piel.
Aunque
es importante saber que los licopenos se absorben mejor cuando el tomate está
cocinado. Los licopenos que hay en los concentrados de tomate (salsas y pasta)
tienen mayor biodisponibilidad, cuatro veces más, que cuando el tomate es
crudo.
Y
como los licopenos además son liposolubles, es decir, se absorben mejor junto
con alguna grasa; los tomates hay que tomarlos cocinados y con un buen chorrito
de aceite de oliva, para así conseguir la mayor cantidad de licopenos posible.
También puedes disfrutar de ellos con un poco de aguacate.
Los tomates fritos y mejor rojos...
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