martes, 6 de diciembre de 2016

MICRIOBIOMA… MICROBIOTA… WHAT ELSE?

Casi me atropella cuando salía de aquella tienda.

Gritó "¡Lo siento!" sin tan siquiera mirar en mi dirección. Iba demasiado ocupada manteniendo el hombro derecho elevado para intentar no dejar caer una bolsa rosa acolchada, seguramente llena de pañales.

Su rostro juvenil y preocupado estaba lleno de determinación y demasiada urgencia. Sus siguientes palabras fueron para el niño que arrastraba de la mano. En lugar de seguirla se había parado a mirarme.

"¡Ven aquí!"

Hice un guiño y moví mis dedos hacia el niño, saludándolo. Él en lugar de reírse, retrocedió hacia su madre. Sin embargo, al pasar a mi lado, alargó su cuellecito, intentando mantener los ojos fijos en mí. Pero no había tiempo para carantoñas, se dirigían rapidamente a algún lugar… Su madre extendió la mano y él intentó agarrarla, pero sus piernecitas no iban a la misma velocidad. Tropezó y cayó como hacen los niños pequeños, levantándose inmediatamente de un salto como si tal cosa, con las manos y las rodillas llenas de tierra.

La reprimenda fue sonora. Inmediatamente sacó toallitas y hasta una muda de ropa limpia.

Me intrigaba el motivo de la urgencia a la que estaba siendo sometido a tan temprana edad. Me quedé como una estatua…. pensando, mirando cómo lo dejaba de nuevo pulcro y reluciente… sin moverme.

“¿Puedo ayudarte?” Habría querido decirle. Pero mi boca estaba tan cementada como mi cuerpo.

En cuanto lo cambió, todo se hizo urgente de nuevo y salió disparada, a la carrera, con la bolsa de pañales cruzada en bandolera.

-¡Ma-ma! Ma-ma!

Tendría casi dos años de edad, porque conseguía articular palabras de protesta. Las mejillas enrojecidas, la boca abierta y jadeante… intentaba frenar a su madre arrastrando la punta de los pies.

Pero dondequiera que tuvieran que ir, era importante. Demasiado importante para luchar contra ataques de llanto o piernas gelatinosas.

Al final cedió, lo levantó sin dejar de correr y se lo plantó en la cadera. A continuación, utilizó dos dedos cubiertos de saliva para limpiarle la carita rubicunda dónde aun había restos de suciedad.

Yo seguía allí parada, congelada. Mirándola ahora desde atrás, a un lado el niño y al otro la bolsa… los dos volaban sobre sus caderas como cometas, y a pesar de las prisas evidentes, no dejaba de seguir  intentando limpiarlo…

Podría haber gritado: “¡Eh, joven mamá! A veces no importa un poco de suciedad”. Pero, dicho así, habría sonado fatal.


……
Cada centímetro cuadrado de nuestra piel contiene casi un millón de bacterias.

Hace veinte años nuestro conocimiento de los microorganismos que nos rodean se limitaba sólo a aquellos que podíamos hacer crecer en un medio de cultivo, que no son tantos como pensamos y nuestra relación con ellos se basaba en averiguar cómo erradicarlos en aras de la higiene y de los Postulados de Koch.

A pesar de la persecución a la que los hemos tenido sometidos, la gran mayoría de los microorganismos que viven dentro y sobre nuestro cuerpo, son comensales no patógenos, nos aportan variabilidad genética y realizan funciones que las células humanas no son capaces de llevar a cabo ellas solas.

Ha cambiado el papel de los microorganismos en medicina en general y en dermatología en particular, ya no son meros “espectadores” o incluso patógenos causantes de enfermedades, hemos pasado a considerar a muchos de ellos “colaboradores” en la curación.

Su existencia y su actividad modifican el curso de enfermedades, afectan a nuestra inmunidad, influyen en el metabolismo, modulan la interacción de nuestro cuerpo con los medicamentos… etc

Ahora los vemos desde otro punto de vista. Los vemos como seres que viven en comunidades, tienen su propio habitat . Es allí donde realizan sus funciones, y es allí dónde hay que estudiarlos. Los cultivos tradicionales sólo nos permiten aislar menos del 1% de las bacterias que habitan en la piel. Esto se ha resuelto con el uso de las nuevas tecnologías genómicas que reconocen ARN y ADN específicos de cada microorganismo.

Se conocen muy bien los que forman parte de la flora digestiva, pero los de la piel han comenzado a estudiarse recientemente.

La piel es un órgano complejo sobre el que conviven en perfecta simbiosis comunidades de microbios que se comunican con nosotros a través de complejas señales, lo hacen utilizando nuestro propio sistema inmune innato y adaptativo, y nos ayudan a desarrollarlo.

Cuando este equilibrio se rompe, parecen enfermedades inflamatorias, infecciones, alergias o enfermedades autoinmunes.

Y unos conceptos…..

En 2000, el Nobel Joshua Lederberg sugirió el termino “Microbioma humano” para describir el conjunto del genoma (material genético) de los microorganismos que colonizan todo nuestro cuerpo. Hoy en día se habla de que es “nuestro segundo genoma”.

El microbioma de la piel se considera el conjunto de genes (genoma) de todos los microorganismos presentes en la piel. Metagenoma se refiere a la información genética del microbiota.

Microbiota, hace referencia a cualquier microorganismo presente en cualquier parte del cuerpo (intestino, nariz, mucosa de la boca, pulmones, piel…). De todos los que se conocen, sólo 200 se consideran verdaderos patógenos. El resto se consideran comensales o patógenos facultativos (es decir, ocasionales en función de la situación de cada persona)

Probiotico: es un organismo vivo que cuando se administra en dosis adecuadas aporta efectos beneficiosos al huésped.

Prebioticos: son componentes alimenticios no vivos, que ayudan modulado la microbiota.

Antibiotico: Sustancia producida por varios microorganismos u hongos que destruyen a otros microorganismos.

Se están realizando numerosas investigaciones dirigidas a identificar, cuantificar y evaluar los diferentes microorganismos que viven tanto dentro como fuera de nuestro cuerpo. Desde 2007 existe el Human Microbioma Project.

¿Cómo lo adquirimos?

La piel del recién nacido se coloniza por bacterias desde la madre en el momento del nacimiento y estará formada por unos u otros microorganismos en función de la via de nacimiento. Este es un proceso que necesitamos para adquirir tolerancia inmune a los microorganismos comensales. Así, la composición del microbioma del recién nacido es fundamental para poder desarrollar una respuesta inmune. Y se ha visto que es durante el parto vaginal cuando se realiza esta “educación” del sistema inmune. Hay protocolos actuales que animan a favorecer el contacto con la microbiota vaginal a aquellos niños que nacen por cesárea para que tengan un microbioma cutáneo sano. Este proceso de colonización continúa durante la lactancia a través de la leche materna.

Hay otros microorganimos externos que intentan colonizarnos después. Algunos lo consiguen y se instalan estableciendo buenas relaciones con nuestras células.

Todo este proceso termina hacia el final de la vida adulta, que es cuando se adquiere el equilibrio.

Por eso, cualquier alteración de este sistema durante los primeros años de vida, puede tener consecuencias para la salud.

¿Qué es una microbiota cutánea sana?

La forman dos grupos: 1- Microorganismos residentes que siempre se reestablecen aunque desaparezcan. Se consideran comensales, es decir, no son perjudiciales e incluso pueden tener efectos beneficiosos. 2- Microorganismos transitorios: sólo se quedan días u horas y no son patógenos.

El microbioma de la piel humana sana, permanece estable y está formada principalmente por los generos Corynebacteria, Propionybacteria y Stafilococcus. También se han identificado hongos como Malassezia, artopodos como demodex, e incluso algunos virus cuya función no está clara.

Desde un punto de vista bacteriológico, nuestra piel se considera un medio de cultivo y su composición es derivada de nuestra herencia, la dieta que seguimos, nuestro estilo de vida y la zona en la que vivimos.

Como consecuencia, cada piel es única.

Es como la superficie de un planeta con diferentes ecosistemas: húmedo, graso, seco, etc. Las zonas humedas, son las axilas, y los demás pliegues. Las áreas sebáceas son las sienes, alas nasales (lados de la nariz), pliegues retroauriculares y la espalda. Las partes secas están en la parte superior de los gluteos. Otros microambientes son las glandulas sudoríparas, los folículos pilosos y las diferentes capas de la dermis.

¿Por qué es importante?

Nos protege de agresiones externas, así cuando se pierde el equilibrio entre los diferentes componentes o entre estos y la piel, se altera la función barrera de la piel y pueden agravarse enfermedades como Dermatitis Atópica, Psoriasis, Acne. Incluso microorganismos que normalmente son comensales, como Staphylococo epidermidis puede dar lugar a infecciones oportunistas cuando las defensas del huesped fallan, etc. Otro ejemplo es Propionibacterium Acnes que contribuye a impedir que crezcan patógenos como Stafilococos.

Ejemplos de comensales que previenen infecciones son P. Acnes y S. Epidermidis
Esta tendencia al desequilibrio se conoce como Disbiosis y se ha visto que ocurre más en personas con tendencia a padecer dermatitis seborreica.

P. Acnes, por ejemplo,  libera acidos grasos que retrasan el crecimiento bacteriano.

¿Qué cosas pueden afectarles?

Algunos tratamientos que usamos, pueden afectar al microbioma, alterando las vias locales de respuesta y pueden afectar al proceso de curación de heridas, favorecer sobreinfecciones por patógenos, etc

El lavado frecuente también puede alterar el microbioma, así como cosméticos, productos de higiene, maquillajes, hidratantes, etc.

El mal uso de antibióticos, o las radiaciones ultravioletas influyen también sobre la composición del microbioma.

A nivel de la piel, es importante mantener una composición equilibrada del microbioma en cada nicho para evitar la colonización por bacterias indeseadas productoras de enfermedades.

¿Podemos reponerlos?

Se están investigando los beneficios de tomar pre y probióticos para mejorar la piel. Por ejemplo en la dermatitis atópica es importante para evitar el sobrecrecimiento de Stafilococo Aureus.

Además de los productos via oral, se están desarrollando una nueva generación de cremas, etc que incluyen lisados de bacterias como Vitreoscilla filiformis o Lactobacillus. Se consideran cremas con probióticos y se han diseñado con la intención de tratar enfermedades como la dermatitis atópica o el acne, al intentar restablecer la barrera cutánea, el microbioma cutáneo y controlar la activación de los procesos inflamatorios que desencadenan estas enfermedades.

La microbiota activa e influye sobre el sistema inmune, y ya que varios tipos de celulas inmunes contribuyen al proceso de curación de heridas. La aplicación tópica de lipopolisacáridos bacterianos ayuda al proceso de curación de las heridas.

¿Qué nos espera en el futuro?

Llegar a comprender las estrechas relaciones metabólicas entre los componentes del microbioma y entre estos y nuestra piel. Determinar cuales son desencadenantes de enfermedades y porqué. Qué medidas higiénicas son las correctas. Qué productos. Desarrollar test diagnósticos que nos permitan saber qué pacientes tienen riesgo de ciertas enfermedades y cómo prevenirlas a través de la manipulación de su microbioma.


El estudio genético de las enfermedades humanas incluirá el estudio genético de su microbioma.

......

Y os dejo con este maravilloso tema que ha sonado hoy en mi iPod mental
Encantada de volver a estar aquí....


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