“Not
everything that counts can be counted…”
Me puse el pijama verde, estaba limpio y bien
doblado. Después caminé hacia la puerta del antequirofano. No podía dejar de
pensar en el paciente que iba a operar y en la conversación que habíamos
mantenido en la consulta.
Su mujer, sentada junto a él, parecía triste e
intentaba no perder el control. Prematuramente envejecida, como una taza de
porcelana que se ha estrellado contra el suelo y que, aunque la pegues, ya
nunca volverá a ser como antes. Un reflejo de que no se puede volver atrás en
el tiempo, ni detener la ira.
Entré al quirófano pensando que uno nunca sabe cuándo
volverá a ver a otra persona, y me moría de curiosidad porque tal vez no
tendría otra ocasión de hablar con él, así que me dejé llevar por su historia…
……..
“Tengo 64
años y no quiero jubilarme por enfermedad” es lo primero que me dijo.
“Hace unos ocho
años tuve un accidente de trafico, un coche me arrolló cuando iba en bici, me
fracturó el codo y tuvieron que operarme. Los médicos me dijeron que no
volvería a doblar el brazo, que había quedado muy mal. Ni siquiera me enviaron
a rehabilitación. En la empresa me dieron una indemnización y me prejubilaron.
Soy una
persona muy activa, me gusta montar en bici. Antes hacía maratones. Así que
busqué un rehabilitador y le conté lo que me pasaba y que no quería dejar de
trabajar, ni de hacer deporte. Él no me prometió nada, pero me dijo qué
ejercicios podían irme bien.
Iba todas
las mañanas y me quedaba tres o cuatro horas, así día tras día durante varios
meses, hasta que pude mover bien el codo. Tuve que pasar un tribunal médico que
evaluó si podía volver a trabajar y me aceptaron. Me reincorporé al trabajo y
me fueron descontando la indemnización mes a mes del sueldo…”
…..
Aquel hombre tenía la rara habilidad de contemplar el
mundo y la vida con ojos inocentes, como algo nuevo, sin filtrarla a través del
cristal del desanimo. Era capaz de captar y experimentar toda la riqueza de la
vida, de SU vida… Es difícil transcribir esa visión en palabras, de
forma que los demás podamos aprenderla.
“La vida
esta llena de lo desconocido, llena de esperanzas de misterios… La vida hay que
celebrarla y saborearla…” lo contaba
con calma, deteniéndose a pensar, mientras yo le extirpaba un tumor del cuero
cabelludo.
“Hace 3
meses me operaron de un cáncer de colon. Tan grande que casi no dejaba pasar el
fibroscopio.
Me di cuenta
durante un viaje a casa de mis hijos. Noté que tenía ganas de ir al baño y
cuando fui echaba sangre. Estuve así todo el día, mi mujer quería que fuese al
hospital, a urgencias, pero yo pensé que no era buena idea, que probablemente
me ingresarían y no estábamos en nuestra casa. Así que me miré al espejo y como
no estaba muy pálido, cogí el coche y me volví a mi pueblo, llegué cansado…. Al
día siguiente fui al hospital y poco tiempo después me operaron.
Ahora estoy
de baja, el medico me ha dicho que no sabe si me darán quimio y que no cree que
vaya a poder regresar a mi trabajo. Pero yo a los dos días de darme el alta, empecé
a caminar alrededor de mi casa, cada vez un poco más lejos y ahora hago más de
veinte kilómetros diarios a buen ritmo.
Me gusta mi
trabajo, me relaja. Cada día es como ir de excursión. No quiero jubilarme por
enfermedad…”
…..
Me dije que, en realidad, todo el mundo comparte algo
maravilloso y profundo, más allá de lo que pretende aparentar con sus
comportamientos.
Los científicos, vivimos en un mundo de datos, números,
ensayos clínicos. Pensamos que podemos medirlo todo. Pero el significado no
siempre esta en los hechos. El mundo esta lleno de historias que son únicas
porque cada vida es única, gente corriente viviendo vidas corrientes…
Para muchas personas, las decepciones y los fracasos
cotidianos son una fuente de aprendizaje, casi de energía diría yo. Tienen una
resolución inagotable que les permite sobreponerse e intentarlo de nuevo una
vez, y otra, y otra más…
Lo que les falta a quienes no lo consiguen, es algo
en su proceso, en su mentalidad, en su respuesta al fracaso…
Celebremos, siempre ....
ResponderEliminarSer felia pase lo que pase fuera .... hay místicos e iluminados por todas partes, solo hay que tener el valor y el coraje de escucharlos .... ¡gracias por traérnoslos!
Me ha gustado mucho este comentario. Felicidades Dra. En estos tiempos siempre hay que recordar lo que aquí expones.
ResponderEliminarJolín que bonita historia... Ese si que era un pacientazo! Gracias por compartirlo! Un abrazo! :D
ResponderEliminarBelén
Hermosa historia y preciosa descripción a través de de tu mirada...
ResponderEliminarEsto es para releerlo todas las mañanas, para abrir bien los ojos y darnos cuenta de lo que tenemos delante.
ResponderEliminarGracias
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarTenemos tanto que aprender de nuestros pacientes! Que hermosa historia de lucha y superación.
ResponderEliminarGracias por compartir esta historia. Viva la vida y viva la gente.
ResponderEliminarHay gente corriente, viviendo vidas corrientes con mucho que enseñarnos, solo tenemos que escuchar y compartir
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