En el iPhone suena una lista de Spotify con la
canción “That´s What friends are for” de Dionne Warwikc y Elton John.
Una gota de sudor recorre el centro de mi espalda, la
camiseta arrugada que llevo puesta esta empapada. El ambiente es caliente y
húmedo. Mi brazo derecho se mueve de un extremo a otro con energía. Me duele la
muñeca y el hombro de la tensión con la que la sujeto.
En ese momento se detiene la música, el teléfono esta
sonando. Miro la llamada. “Qué extraño, hace tiempo que no sé nada de él.”
- ¿Sí?
- Hola, perdona que te moleste, sé que estas de
vacaciones.
- Sí, de vacaciones y planchando. Creo que prefiero
volver al trabajo.
Le respondo fingiendo mal humor. La verdad es que llevo
varios días de total desconexión y me siento muy bien.
- Bueno, tú tienes glamur de sobra para eso y para
más.
¡¡Jo!! Instintivamente me seco el sudor de la frente
y coloco un mechón de pelo correctamente dentro de la coleta. Pero ¿qué hago?, si
no me está viendo. Siempre consigue sorprenderme.
- ¿Cómo estas?
- Preocupado. Ya sabes, soy un poco hipocondríaco y
nadie me hace caso cuando me quejo por algo, pero necesito que me mires un
lunar que tengo en el hombro. Yo lo veo diferente, en casa no me creen. ¿Puedes
verme ahora o lo dejamos para el otoño cuando yo regrese?
- Acércate esta tarde que tengo el dermatoscopio en
el bolso.
- ¿Te mando una foto por Whatsapp y así no tengo que
ir?
- No, no estas tan lejos, prefiero mirarte con el
dermatoscopio. Así te tomas un café y charlamos un rato que mañana salimos de
vacaciones.
Horas después abro la puerta, allí está, sonriente. Con esa mirada de pedir disculpas que sólo él sabe poner.
- Pasa y quítate la camiseta.
Se lo digo como una orden. Y ambos nos reímos de la ocurrencia.
Esta bronceado, demasiado para ser rubio y de ojos claros. “Herencia paterna.”
Pienso al recordar como es el padre.
- Es este.
Apoyo el dermatoscopio sobre el pequeño lunar de su
hombro izquierdo y miro a través del cristal de aumento. Allí están los globos
de color grisáceo, de diferentes tamaños y distribuidos irregularmente. El
retículo es uniforme y no hay nada más que me llame la atención, pero levanto
la cabeza y lo miro a los ojos.
- No me gusta, es muy atípico. Tienes que quitártelo.
- No me asustes, ¿tan mal lo ves?
- No es eso, es que si fuese un melanoma claro, se
vería muy bien. Hasta sin necesidad de dermatoscopio y ya sería… tarde. Es un
lunar que ha cambiado según tú y que tiene características atípicas. Puede ser
sólo eso, atípico, o un melanoma en fases incipientes, que es cuando es
curable.
- ¿Puedo esperar unos meses? No me viene bien ahora.
- No, no puedes. Me voy de viaje mañana, ya tenemos los billetes,
no puedo hacerlo yo. Voy a llamar a la consulta para que te lo quite un
compañero.
Dos semanas después leo un correo en el iPhone: "Hola Mª José, supongo que ya te habrás enterado,
el lunar del chico que me mandaste ha salido melanoma de 0,4 mm de espesor, y
por una serie de acontecimientos afortunados para él (como que hubiese citas
canceladas) ya esta operado y re-extirpado con márgenes. En principio ha tenido
mucha suerte. La verdad que no nos pareció un melanoma, como mucho un nevus
atípico o un “in situ”, no un microinvasor. Bueno, pues nada, que sepas que has
salvado una vida…"
..........
La vida humana tiene estaciones, igual que el planeta
tierra, cada una con su particular belleza y su lado oscuro. Vemos la vida como
un proceso de perdidas continuas, más que como una serie de celebraciones. No
disfrutamos de esas estaciones igual que lo hacemos con la llegada de la
primavera o del verano. La vida no es lineal. Y al igual que el año incluye
otoño e invierno, la vida incluye perdidas, de salud, de seres queridos… Pero no
son el opuesto a la vida, son una parte integral de esta…
Excelente...!!! Que bella y comprometida suene serbia vida
ResponderEliminarEnhorabuena por el blog Maria José, interesantes historias las que cuentas aquí y de las que se puede aprender mucho. Sigue así
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