Casi me atropella cuando salía
de aquella tienda.
Gritó "¡Lo siento!"
sin tan siquiera mirar en mi dirección. Iba demasiado ocupada manteniendo el
hombro derecho elevado para intentar no dejar caer una bolsa rosa acolchada,
seguramente llena de pañales.
Su rostro juvenil y preocupado
estaba lleno de determinación y demasiada urgencia. Sus siguientes palabras
fueron para el niño que arrastraba de la mano. En lugar de seguirla se había
parado a mirarme.
"¡Ven aquí!"
Hice un guiño y moví mis dedos
hacia el niño, saludándolo. Él en lugar de reírse, retrocedió hacia su madre.
Sin embargo, al pasar a mi lado, alargó su cuellecito, intentando mantener los
ojos fijos en mí. Pero no había tiempo para carantoñas, se dirigían rapidamente
a algún lugar… Su madre extendió la mano y él intentó agarrarla, pero sus
piernecitas no iban a la misma velocidad. Tropezó y cayó como hacen los niños
pequeños, levantándose inmediatamente de un salto como si tal cosa, con las
manos y las rodillas llenas de tierra.
La reprimenda fue sonora.
Inmediatamente sacó toallitas y hasta una muda de ropa limpia.
Me intrigaba el motivo de la
urgencia a la que estaba siendo sometido a tan temprana edad. Me quedé como una
estatua…. pensando, mirando cómo lo dejaba de nuevo pulcro y reluciente… sin
moverme.
“¿Puedo ayudarte?” Habría
querido decirle. Pero mi boca estaba tan cementada como mi cuerpo.
En cuanto lo cambió, todo se
hizo urgente de nuevo y salió disparada, a la carrera, con la bolsa de pañales cruzada en bandolera.
-¡Ma-ma! Ma-ma!
Tendría casi dos años de edad, porque
conseguía articular palabras de protesta. Las mejillas enrojecidas, la boca
abierta y jadeante… intentaba frenar a su madre arrastrando la punta de los
pies.
Pero dondequiera que tuvieran
que ir, era importante. Demasiado importante para luchar contra ataques de
llanto o piernas gelatinosas.
Al final cedió, lo levantó sin
dejar de correr y se lo plantó en la cadera. A continuación, utilizó dos dedos
cubiertos de saliva para limpiarle la carita rubicunda dónde aun había restos de
suciedad.
Yo seguía allí parada,
congelada. Mirándola ahora desde atrás, a un lado el niño y al otro la bolsa…
los dos volaban sobre sus caderas como cometas, y a pesar de las prisas
evidentes, no dejaba de seguir intentando limpiarlo…
Podría haber gritado: “¡Eh,
joven mamá! A veces no importa un poco de suciedad”. Pero, dicho así, habría
sonado fatal.
……
Cada centímetro cuadrado de
nuestra piel contiene casi un millón de bacterias.
Hace veinte años nuestro
conocimiento de los microorganismos que nos rodean se limitaba sólo a aquellos
que podíamos hacer crecer en un medio de cultivo, que no son tantos como
pensamos y nuestra relación con ellos se basaba en averiguar cómo erradicarlos
en aras de la higiene y de los Postulados de Koch.
A pesar de la persecución a la
que los hemos tenido sometidos, la gran mayoría de los microorganismos que
viven dentro y sobre nuestro cuerpo, son comensales no patógenos, nos aportan
variabilidad genética y realizan funciones que las células humanas no son
capaces de llevar a cabo ellas solas.
Ha cambiado el papel de los
microorganismos en medicina en general y en dermatología en particular, ya no
son meros “espectadores” o incluso patógenos causantes de enfermedades, hemos
pasado a considerar a muchos de ellos “colaboradores” en la curación.
Su existencia y su actividad
modifican el curso de enfermedades, afectan a nuestra inmunidad, influyen en el
metabolismo, modulan la interacción de nuestro cuerpo con los medicamentos… etc
Ahora los vemos desde otro punto
de vista. Los vemos como seres que viven en comunidades, tienen su propio
habitat . Es allí donde realizan sus funciones, y es allí dónde hay que
estudiarlos. Los cultivos tradicionales sólo nos permiten aislar menos del 1%
de las bacterias que habitan en la piel. Esto se ha resuelto con el uso de las
nuevas tecnologías genómicas que reconocen ARN y ADN específicos de cada
microorganismo.
Se conocen muy bien los que
forman parte de la flora digestiva, pero los de la piel han comenzado a
estudiarse recientemente.
La piel es un órgano complejo
sobre el que conviven en perfecta simbiosis comunidades de microbios que se
comunican con nosotros a través de complejas señales, lo hacen utilizando
nuestro propio sistema inmune innato y adaptativo, y nos ayudan a desarrollarlo.
Cuando este equilibrio se rompe,
parecen enfermedades inflamatorias, infecciones, alergias o enfermedades
autoinmunes.
Y unos conceptos…..
En 2000, el Nobel Joshua
Lederberg sugirió el termino “Microbioma humano” para describir el conjunto del
genoma (material genético) de los microorganismos que colonizan todo nuestro
cuerpo. Hoy en día se habla de que es “nuestro segundo genoma”.
El microbioma de la piel se
considera el conjunto de genes (genoma) de todos los microorganismos presentes
en la piel. Metagenoma se refiere a la información genética del microbiota.
Microbiota, hace referencia a
cualquier microorganismo presente en cualquier parte del cuerpo (intestino,
nariz, mucosa de la boca, pulmones, piel…). De todos los que se conocen, sólo
200 se consideran verdaderos patógenos. El resto se consideran comensales o patógenos
facultativos (es decir, ocasionales en función de la situación de cada persona)
Probiotico: es un organismo vivo
que cuando se administra en dosis adecuadas aporta efectos beneficiosos al huésped.
Prebioticos: son componentes
alimenticios no vivos, que ayudan modulado la microbiota.
Antibiotico: Sustancia producida
por varios microorganismos u hongos que destruyen a otros microorganismos.
Se están realizando numerosas
investigaciones dirigidas a identificar, cuantificar y evaluar los diferentes
microorganismos que viven tanto dentro como fuera de nuestro cuerpo. Desde 2007
existe el Human Microbioma Project.
¿Cómo lo adquirimos?
La piel del recién nacido se
coloniza por bacterias desde la madre en el momento del nacimiento y estará
formada por unos u otros microorganismos en función de la via de nacimiento.
Este es un proceso que necesitamos para adquirir tolerancia inmune a los
microorganismos comensales. Así, la composición del microbioma del recién
nacido es fundamental para poder desarrollar una respuesta inmune. Y se ha
visto que es durante el parto vaginal cuando se realiza esta “educación” del
sistema inmune. Hay protocolos actuales que animan a favorecer el contacto con
la microbiota vaginal a aquellos niños que nacen por cesárea para que tengan un
microbioma cutáneo sano. Este proceso de colonización continúa durante la
lactancia a través de la leche materna.
Hay otros microorganimos
externos que intentan colonizarnos después. Algunos lo consiguen y se instalan
estableciendo buenas relaciones con nuestras células.
Todo este proceso termina hacia
el final de la vida adulta, que es cuando se adquiere el equilibrio.
Por eso, cualquier alteración de
este sistema durante los primeros años de vida, puede tener consecuencias para
la salud.
¿Qué es una microbiota cutánea
sana?
La forman dos grupos: 1-
Microorganismos residentes que siempre se reestablecen aunque desaparezcan. Se
consideran comensales, es decir, no son perjudiciales e incluso pueden tener
efectos beneficiosos. 2- Microorganismos transitorios: sólo se quedan días u
horas y no son patógenos.
El microbioma de la piel humana
sana, permanece estable y está formada principalmente por los generos
Corynebacteria, Propionybacteria y Stafilococcus. También se han identificado
hongos como Malassezia, artopodos como demodex, e incluso algunos virus cuya
función no está clara.
Desde un punto de vista
bacteriológico, nuestra piel se considera un medio de cultivo y su composición
es derivada de nuestra herencia, la dieta que seguimos, nuestro estilo de vida
y la zona en la que vivimos.
Como consecuencia, cada piel es única.
Es como la superficie de un
planeta con diferentes ecosistemas: húmedo, graso, seco, etc. Las zonas
humedas, son las axilas, y los demás pliegues. Las áreas sebáceas son las
sienes, alas nasales (lados de la nariz), pliegues retroauriculares y la
espalda. Las partes secas están en la parte superior de los gluteos. Otros
microambientes son las glandulas sudoríparas, los folículos pilosos y las
diferentes capas de la dermis.
¿Por qué es importante?
Nos protege de agresiones
externas, así cuando se pierde el equilibrio entre los diferentes componentes o
entre estos y la piel, se altera la función barrera de la piel y pueden
agravarse enfermedades como Dermatitis Atópica, Psoriasis, Acne. Incluso
microorganismos que normalmente son comensales, como Staphylococo epidermidis
puede dar lugar a infecciones oportunistas cuando las defensas del huesped
fallan, etc. Otro ejemplo es Propionibacterium Acnes que contribuye a impedir
que crezcan patógenos como Stafilococos.
Ejemplos de comensales que
previenen infecciones son P. Acnes y S. Epidermidis
Esta tendencia al desequilibrio
se conoce como Disbiosis y se ha visto que ocurre más en personas con tendencia
a padecer dermatitis seborreica.
P. Acnes, por ejemplo, libera acidos grasos que retrasan el
crecimiento bacteriano.
¿Qué cosas pueden afectarles?
Algunos tratamientos que usamos,
pueden afectar al microbioma, alterando las vias locales de respuesta y pueden
afectar al proceso de curación de heridas, favorecer sobreinfecciones por patógenos,
etc
El lavado frecuente también puede
alterar el microbioma, así como cosméticos, productos de higiene, maquillajes,
hidratantes, etc.
El mal uso de antibióticos, o
las radiaciones ultravioletas influyen también sobre la composición del
microbioma.
A nivel de la piel, es
importante mantener una composición equilibrada del microbioma en cada nicho
para evitar la colonización por bacterias indeseadas productoras de
enfermedades.
¿Podemos reponerlos?
Se están investigando los
beneficios de tomar pre y probióticos para mejorar la piel. Por ejemplo en la
dermatitis atópica es importante para evitar el sobrecrecimiento de Stafilococo
Aureus.
Además de los productos via
oral, se están desarrollando una nueva generación de cremas, etc que incluyen
lisados de bacterias como Vitreoscilla filiformis o Lactobacillus. Se
consideran cremas con probióticos y se han diseñado con la intención de tratar
enfermedades como la dermatitis atópica o el acne, al intentar restablecer la
barrera cutánea, el microbioma cutáneo y controlar la activación de los
procesos inflamatorios que desencadenan estas enfermedades.
La microbiota activa e influye
sobre el sistema inmune, y ya que varios tipos de celulas inmunes contribuyen
al proceso de curación de heridas. La aplicación tópica de lipopolisacáridos
bacterianos ayuda al proceso de curación de las heridas.
¿Qué nos espera en el futuro?
Llegar a comprender las
estrechas relaciones metabólicas entre los componentes del microbioma y entre
estos y nuestra piel. Determinar cuales son desencadenantes de enfermedades y
porqué. Qué medidas higiénicas son las correctas. Qué productos. Desarrollar
test diagnósticos que nos permitan saber qué pacientes tienen riesgo de ciertas
enfermedades y cómo prevenirlas a través de la manipulación de su microbioma.
El estudio genético de las
enfermedades humanas incluirá el estudio genético de su microbioma.
......
Y os dejo con este maravilloso tema que ha sonado hoy en mi iPod mental
Encantada de volver a estar aquí....