lunes, 20 de septiembre de 2010

La Maquina del Tiempo

-Ya estoy listo - penso Abraham.
Encendió todos los motores y activó los mecanismos necesarios para hacer funcionar su gran invento. Aquello que lo alzaria en su carrera como científico e inventor, la máquina del tiempo.
Era su primer viaje y estaba muy nervioso, lo había pensado todo, nada podía fallar. Viajaría 20 años hacia el futuro, sin ningún objetivo en mente sino el de comprobar si su máquina funcionaba.
Después de este primer viaje, el resto seria fácil. En un segundo viaje, llevaría a alguno de los científicos del consejo, así les mostraría que él tenía razón, que el viaje en el tiempo era posible. Temblaba de placer al pensar en ese momento. El momento en el que todos aquellos hombres y mujeres que le habían ridiculizado y negado su ayuda, caerian de rodillas frente a él.
Entró en el pequeño habitáculo y se sentó en el incomodo sillín desde el que controlaba todo. No podía dejar de pensar en cómo sería la experiencia. Según sus calculos, el viaje sería instantáneo, pero por si acaso llevaba agua y comida para una semana.
Comcnzó una cuenta atras mentalmente y mientras revisó los controles, todo funcionaba correctamente.
Pulsó el botón de arrancado. Tal como había previsto no notó nada, pero supo que había viajado por las posiciones de los indicadores.
Salió des artefacto, a simple vista nada había cambiado, seguia estando en el sótano de su edificio en la Avenida del Palmeral, pero al fijarse notó claros signos de abandono, como telarañas y gran cantidad de polvo.
No se demoró más, salió a la calle y quedó sorprendido al ver los cambios en la vestimenta de la gente y en el mobiliario urbano, una prueba más de su avance en el tiempo.
Estaba todavía en la puerta de su edificio cuando se vió a si mismo correr desesperadamente por mitad de la calle. Su otro yo se paró en seco. Parecía extrañado, miraba hacia todos lados como si buscara algo. Entonces un coche amarillo apareció por su espalda, iba rápido, demasiado rápido para frenar.
Abraham estaba impactado, se había visto a si mismo morir. Volvió corriendo al sotano y retrocedió a su vida real.
- Todo esto no ha ocurrido, se decía.
Quería olvidarlo todo, ¿por qué le había ocurrido esto? Justo cuando iba a cumplir su sueño, a culminar su carrera, tenía que pasarle algo así.
Pero había algo que no paraba de darle vueltas en la cabeza, el hombre que había muerto era idéntico a él, no era mayor, no había envejecido en 20 años.
Pensó que debía volver allí, intentar cambiar el destino, impedir su propia muerte.
Otra vez estaba en el sótano, en la nave, había decidido volver al futuro dos horas antes de su muerte para poder ver lo que había pasado e impedirlo.
Apretó el botón de encendido y salió de la nave sabiendo que ya estaba en el futuro. Corrió hacia el lugar en el que se había visto antes de morir.
Deambuló por las calles buscandose a sí mismo, pero no sabía por dónde empezar. Mientras se entretenia fijandose en los edificios y en los cambios que había sufrido la ciudad.
De nuevo se fijo en las ropas, en los coches de extraños diseños y en los escaparates de las tiendas.
De repente se dió cuenta de la hora que era y de que sólo faltaban unos minutos para el momento en que su yo futuro iba a morir. Echó a correr desandando todo el camino que había hecho, ahora sin mirar, sólo corría.
Al fin llegó a la calle que estaba buscando, se paró en mitad de la carretera, se fijó en la gente, todo el mundo estaba igual que la última vez. ¿Dónde estaba él? Miró a todos lados, pero no se veía a si mismo por ninguna parte.
Entonces oyó el ruido de los frenos de un coche a su espalda. Al girarse vió un coche amarillo que venía directo a él. Cuando comprendió lo que iba a ocurrir, ya era demasiado tarde para apartarse.

Autor: Paco Villegas Alonso 13 años de edad (3º de E.S.O)

3 comentarios:

  1. Este chico promete. Puede parecer trivial, pero lo de llevarse comida para el viaje me parece de lo más original, no sé de nadie más que haya remarcado el hecho de que los viajes en el tiempo pueden no ser instantáneos, como solemos pensar. Las descripciones son correctas y la construcción fluida, y a pesar de lo previsible del desenlace me quedo con la pincelada de los víveres. Me ha gustado, sí señor.

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  2. Pablo, gracias por el comentario, le encanta escribir y tiene mas historias. Ha leido la saga del Juego de Ender de Orson Scott Card y tb Carl Sagan. Le gusta este tema.

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