domingo, 6 de febrero de 2011

LA VIA PSICOSOMÁTICA

“Con el comer y el rascar, todo es empezar”.

La asociación entre la mente y la piel, parece muy estrecha, sobre todo cuando la inmunidad esta implicada en las enfermedades cutáneas. La provocación de lesiones cutáneas por factores psicológicos y por episodios de estrés es algo relativamente frecuente y existen teorías que postulan la existencia de un sustrato bioquímico. Se trataría de neurotransmisores (o neuromoduladores) y hormonas.

La mayor parte de estos factores son neuropéptidos (sustancia P, neuropéptido Y, péptidos intestinal vasoactivo o VIP, péptidos histidina isoleucina o PHI, etc.), neurohormonas (prolactina, hormona estimulante de los melanocitos o MSH, hormona adrenocorticotropa o ACTH), catecolaminas, encefalinas, endorfinas, acetilcolina.

Los neuromoduladores cutáneos se sintetizan en la piel por las células de Langerhans, queratinocitos, melanocitos y células del sistema inmune. Su cantidad varia en función del individuo y de la enfermedad.

El sistema neuroendocrino, el inmune y la piel comparten propiedades y realizan funciones en común. Un buen ejemplo de esto es la psoriasis (enfermedad autoinmune), uno de sus factores desencadenantes es el estrés. No quiere decir que el estrés desencadene psoriasis ni otras dermatosis, pero parece probable que la producción cutánea de mediadores, se modifica en respuesta al estrés.

En cuanto al prurito, existe el picor que acompaña a dermatosis reconocidas y los que se presentan en ausencia de una enfermedad dermatológica (“sine materia”). Un prurito excesivo, expresado con frases exageradas, en una piel con discreto eccema o sin lesiones, obliga a sospechar un estado de ansiedad o depresión.

La cuantificación del prurito es difícil y sólo podemos hacernos una idea por la intensidad de los signos de rascado. Existe el llamado “prurito psicógeno” que se considera una manifestación cutánea de trastornos psicológicos, y al que generalmente no se le encuentra otra causa. En varios estudios se ha visto que la mayoría de pacientes con prurito psicogénico, estaban deprimidos.

Estos pruritos psicógenos, aparecen en crisis cortas de intensidad en aumento, paroxísticas.

Como curiosidad, el prurito persistente en orificios nasales y cualquier parestesia de la cara, se ha relacionado con la ansiedad, el abuso de café y también de cocaína.

Con respecto a los dolores que aparecen en la boca y el área genital, se conocen con el nombre de DINIAS, y constituyen un motivo de consulta frecuente en dermatologia. Típicamente son mujeres de entre 50 y 70 años, con molestias en la boca, principalmente en la punta de la lengua (glosodinia).

Cuando la glosodinia no acompaña a otra enfermedad, constituye un motivo de sospecha de depresión enmascarada, también es frecuente que la padezcan pacientes con fobia al cáncer. Según describen algunos autores, es típico que el paciente no sepa que esta deprimido porque no se siente triste. En ocasiones, al poner un tratamiento antidepresivo, mejoran estos síntomas.

“El dermatológo es el médico que actúa en la pared fronteriza, y el que trata las dos partes: la misma pared y el otro lado de la misma”. J. Cotterill.

2 comentarios:

  1. 'Mens sana in corpore sano', y viceversa. Qué difícil es la medicina a veces. Es como la pescadilla que se muerde la cola. Y muchas veces, por más que indagamos y pensamos, no sabemos qué le pasa a nuestro paciente.

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  2. Me ha encantado la entrada, un tema muy árido como éste lo has convertido en muy interesante.

    A mí el prurito sin lesiones dérmicas asociadas me da mucho miedo, quizás porque con la deformación de mi especialidad lo asocio mentalmente a linfomas y muchas veces (la mayoría) no hay (afortunadamente) linfoma alguno.

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