domingo, 16 de octubre de 2011

Una Serendipia. La historia de una nariz


“Ya nadie acaricia su cabeza.
Mucho menos le ofrece su hombro.
Pocos se le acercan.
Y quienes lo hacen, tarde o temprano, le reprochan ser como es y que ya no sea el que era…”

Tenía un rostro amable, las arrugas de la sonrisa muy marcadas y una brillante calva. Con una voz asombrosamente musical, entre comentarista de radio y maestro de ceremonias. “Yo de joven iba a todos los bailes.” Me dijo en su primera visita a la vez que me guiñaba un ojo.

Al recordar nuestras conversaciones, su manera de pensar y cómo había entrado por la puerta el primer día, lo veo como una de esas personas que te hacen sentir orgullosa el tenerlo como amigo.

Tenía la nariz siempre muy roja y llena de pequeñas venitas que abarcaban parte de las mejillas. Pero lo más curioso era su actitud, y como había ido cambiando durante los últimos años.

“Yo también tengo sensibilidad. Una vez que has conocido las cosas agradables, la música, el dominó con los amigos, navegar… ya no puedes volver atrás.”

El mar siempre había sido uno de sus temas favoritos, cuando hablaba de él se iba encendiendo como una antorcha, no sólo metafóricamente, su cara tomaba un color rojo intenso y las venitas de la nariz parecía que iban a estallar de un momento a otro.

Vale la pena tomarse un respiro de vez en cuando, dar un paso hacia atrás y contemplar el panorama. Esto es lo que sucedió con él, ya en la última visita su acompañante había comentado entre bromas lo raro que estaba, que todo le daba igual, que ya no cuidaba el jardín ni salía a navegar al amanecer y casi como un reproche con la voz quebrada, que aquél no era el hombre con el que ella se había casado hacía casi treinta años.

El día en que condujo varios kilómetros mientras regresaba de la compra con una botella de amoniaco rota dentro del coche sin darse cuenta del fuerte olor fue cuando se alarmaron.

Los meningiomas son tumores que se desarrollan en las delgadas membranas o meninges, que cubren al cerebro y a la médula espinal. Los meningiomas suelen tener un crecimiento lento y no invaden el tejido normal que las rodea. Es raro que se extiendan a otras partes del sistema nervioso central o al cuerpo. Los síntomas que producen dependen del lugar donde se localicen.

Tenemos que confiar en las casualidades, en el poder de lo inesperado...


2 comentarios:

  1. Nos damos siempre cuenta de las casualidades doctora?.Bss

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  2. No, por desgracia muchas pasan por delante de nuestras narices sin apreciarlas. Un abrazo Ricardo :-)

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