sábado, 1 de septiembre de 2012

EL OTRO PUNTO DE VISTA


Como médicos, vemos pacientes, escuchamos sus historias y las llevamos durante tiempo en nuestros pensamientos. Lo hacemos, queramos o no. Pero la verdad es que no importa cuánto nos preocupemos por ellos, siempre regresamos a casa y seguimos con nuestras vidas. Nuestros pacientes, recogen sus cosas, sus problemas y vuelven a vivir las suyas hasta la siguiente visita.

Nos pasa a diario, hablamos con ellos, les damos consejos y gran cantidad de directrices sobre lo que deben hacer y lo que tienen que evitar.

En una ocasión un chico joven al que estaba empezando a ver por un brote de psoriasis extenso y que acababa de recobrarse de una cetoacidosis diabética, me planteó una situación que me dio en qué pensar.

Me preguntó si yo creía que el tener psoriasis y diabetes iba a dar al traste con su estilo de vida. A él le gustaba hacer deporte y salir en bicicleta con amigos, en rutas más o menos largas. Formaba parte de un grupo y gran parte de su vida giraba entorno a él.

Ese día venía mal, tenía muchas placas. Algunas le provocaban grietas dolorosas en los pliegues y otras le despegaban las uñas de las manos. Su cabeza estaba cubierta por una intensa y molesta descamación.

Iba a necesitar algo más que cremas para tratarlo. Había que hacer análisis y estudios para comprobar si podía recibir tratamiento sistémico y estaba además el asunto de su diabetes. Para mí, como médico, era un paciente complicado.

- ¿Sabes qué? Le dije. -Algunas enfermedades pueden llegar a ser unas verdaderas aguafiestas, aunque no tienen porqué ser un impedimento. Me gustaría poder decirte algo alentador, pero la verdad es que vas a tener que hacer grandes ajustes en tu vida. Con el tiempo, formarán parte de tu rutina y dejarán de ser un obstáculo.

- Pues, no me vendría mal alguna palabra de ánimo, después de recibir tanta información y consejos sobre como actuar con mi diabetes y con mi psoriasis. Me han jodido el plan.

Después de decir esto sonrió y su risa fue contagiosa para mi.

Aquella visita me dejó pensativa y me gusta que me hagan pensar.

Me estaba enseñando algo en lo que, a veces, no reparamos. Me había hecho ver el otro lado. Lo que pasa cuando acaba la consulta y el paciente es sólo un largo informe escrito y firmado sobre la mesa. La dura realidad que cada uno se lleva a su casa.
…….

Una canción que he escuchado hoy y que ha estado sonando en mi iPod mental sin saber de quién era....


2 comentarios:

  1. Emotivo, nunca pensé que un doctor tuviese la sensibilidad de ponerse en el lugar del paciente. Es por tanto muy bonito y ójala la empatía con el paciente empiece a ser algo más habitual en las consultas. A veces la vida nos ofrece pequeños detalles para sonreir.Gracias.

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  2. Estudio medicina y acabo de descubrir tu blog. Te sigo desde ya!
    Mi blog, es totalmente de otra temática pero bueno, te lo dejo x aquí.
    https://diariodeunagemela.blogspot.com

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