sábado, 2 de noviembre de 2013

LEER

“No son nuestras ideas las que nos hacen optimistas o pesimistas, sino que es nuestro talante optimista o pesimista el que hace nuestras ideas.” M. Unamuno

Leer. Lo hago durante las tranquilas horas de la mañana de domingo después de un largo paseo, otras veces es al desvanecerse el día, antes de caer dormida… me gusta acurrucarme con una buena novela.

En esos momentos ese libro lo es todo… mi tiempo pasa tranquilamente, me traslado lejos… Lejos del discordante ruido cotidiano… es una manera de explorar otros mundos…

Hay pocas cosas que lo superen.

Consigo perderme en realidades creadas por otra persona, mundos imaginarios, pero que contienen verdades sobre la vida.

Meterme en la mente de otro ser humano, arrastrar la mía junto con mi corazón a través de las emociones… sentir de nuevo un primer amor o el dolor sordo de un divorcio. Sentir cómo otras personas viven en el desamparo, en la esclavitud, en la miseria, en la enfermedad, o entre el poder y el lujo.

Al leerlo en un libro, lo mundano parece mágico y lo mágico parece posible… Por eso leo.

Por eso leí para ella… porque sus manos ya no podían sostener un libro. Esa cruel enfermedad que la tenía allí postrada le estaba dando su golpe final… Y porque no sabía qué otra cosa hacer para acallar el ruido que llegaba desde el pasillo del hospital.

Era un día gris, un momento negro. No era feliz. A pesar de todo no se me ocurría ningún otro lugar del mundo donde yo quisiera estar.

Sentada junto a la cabecera de su cama, escuchando su respiración… Sentí cómo se alejaba de este mundo… yo quería atraer su atención, retenerla… por eso leía en voz alta.

Acababa de encontrar entre las páginas un papel con unas cuantas palabras escritas con su letra, no parecía suya, porque a toda persona le cambia la letra constantemente, con una modificación ínfima, casi imperceptible cada año, pero tan inevitable… Igual que nos cambia la cara, la actitud, los gestos, el alma… y ella hacía años que no podía ni sostener un lápiz.


“Nada empequeñece más a un hombre que la conciencia de no ser amado… Queremos ser amados, a falta de eso admirados, o incluso temidos. Queremos suscitar en los demás algún tipo de sentimiento. El alma detesta el vacío…”

¿Eran sus palabras o una cita que anotó?

Hice una pausa en mi lectura y pensé en todo esto. Yo estaba sentada al lado de su cama en una silla. Nada de lo que estaba pasando me parecía real, me recosté con los brazos cruzados. Por un momento me sentí cómoda, sin prisas.

Y entonces me miró… y me hizo saber que no necesitaba más...

Buenas noches. Duerme tranquila. Duerme hasta que te necesitemos de nuevo, no te despertaré a destiempo. Hoy llueve, pero tal vez mañana brillará el sol…


1 comentario:

  1. “No son nuestras ideas las que nos hacen optimistas o pesimistas, sino que es nuestro talante optimista o pesimista el que hace nuestras ideas.” 

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